sábado, 29 de diciembre de 2012

EL ESPEJO








" A todos los que vinieran a visitarme les pondría una condición: no hacer nada que no fuese sincero. Si no tendrían que irse a otra parte. (Salinger, El Guardián de los Sueños)

Entre una persona y un espejo la relación es siempre personal e intransferible, en él uno se busca y se encuentra, para bien o para mal, mientras que el resto del mundo permanece de este lado y basta mirar para verlo.
Allá al final de la inocencia, cuando dejamos de ser niños, el espejo un día, bajo nuestra escrutadora y ansiosa mirada, nos descubre fríamente la verdad de nuestra condición: eres feo, eres horroroso o pasable, resultón, vulgar, tienes o no tienes arreglo, eres un Adonis o una Afrodita, vas o no vas a tener el mundo a tus pies por un rato, etc.
Luego el espejo sigue acompañando día a día nuestro recorrido con una sinceridad descarnada e indiferente, y cuando llega ese tiempo en que todos empiezan a decirnos que "estamos estupendos", solo él nos desvela la verdad sin compasión ninguna. Para entonces conviene tener muy claras algunas cosas, no vaya ser que nos apetezca romperlo — o sea rompernos...
Es una lástima de que no haya ninguna forma de vernos también por dentro y que la cara no refleje casi nunca la hipocresía, la crueldad, la estupidez, ni tan siquiera el sufrimiento o la desesperación. Nada de nada, casi nunca la cara es el espejo del alma.
Una vez me sentí muy mal, caminaba por la calle como si fuese arrastrando de un hilo mi vida por el suelo, como si fuese un perro sin dueño y a la deriva. De repente me vi en el espejo de un escaparate y tenía la cara de siempre, por lo que sé muy bien que el dolor no se puede medir por la expresión de un rostro.
A veces sueño con un mundo sin espejos, sin el inmenso agujero negro de las formas, sin el cráter hirviente del desamparo. Un mundo de verdad. 


óleo de Caravaggio

viernes, 21 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD CON BACH





Mosaico bizantino de Ravena



miércoles, 19 de diciembre de 2012

DESOLACIÓN





foto de Alba Henriquez


Leo en El País Semanal: "El mundo necesita presencias consoladoras: (...) Cuando pensamos mucho sobre lo que no funciona, nos agotamos mentalmente y acumulamos malestar. (...) Para crear un entorno entusiasta y motivador es necesario cambiar el discurso basado solo en lo que no funciona". (Miriam Subirana)

Estos consejos siempre vienen bien para intentar cambiar el rumbo lastimero que se va adueñando de la mayoría de nosotros a medida que la pobreza, por no decir la miseria, nos va rozando más de cerca y ya nos resulta imposible obviarla: está aquí, convivimos con ella, ha venido para quedarse, no la encontramos en la calle o en la cola del super, en esa mujer sin edad que nos remueve el sosiego, porque a las 10 de una noche destemplada de viento y lluvia, avanza hacia la caja solamente con un bote de gel dermatológico (!) y una triste pizza congelada, tan triste como su mirar cansado y ausente. Lleva una niña de la mano que aun no perdió la sonrisa, pero que enseña los dientecitos rojos de sangre como un vampiro (carencia de vitamina C?!).
Una vez "a buen recaudo" en el calor del salón, sale en las noticias otra mujer (ya van unas cuantas, y hombres también) que fueron a desahuciar de su piso y tomó la drástica decisión de salir sí, pero por la ventana, hacia el vacío, la nada, hacia el olvido. 
No podemos hacer un monólogo de pensamientos y palabras que no aportan soluciones, pero tenemos la obligación moral de involucrarnos en lo que está pasando en nuestro entorno, de sentirnos todos responsables de que la cola de la beneficencia sea la más larga, que en muchas casas la Navidad vaya ser motivo de tristeza en lugar de alegría e ilusión, que cada vez haya más gente sin esperanza.
El pez gordo sigue comiendo al chico en una dinámica infernal que se pierde en la noche de los tiempos, solo que los hombres no son peces y no lo hacen por una ley natural de supervivencia — somos personas que no podemos sentirnos orgullosas de serlo, porque somos lo peor: impresentables, cobardes, crueles, manipuladores, egoístas, indecentemente insolidarios.
Siempre hacemos pagar a los más indefensos y débiles, entre todos estamos mandando diariamente familias enteras hacia la desolación.


foto de Bariloche

miércoles, 12 de diciembre de 2012

domingo, 9 de diciembre de 2012

DE CARADURAS Y SIN VERGÜENZAS







Tengo la creencia de que la avaricia como tal es simple y llanamente una "desviación de la cordura", una adicción patológica, como pueda ser la ludopatía, la megalomanía o cualquier otro trastorno mental.
Las personas que con un status económico pasable se escaquean a la hora de vivir, de hacer un viaje o una extravagancia, o incluso de invitar un amigo a un café, tienen algo de enfermizo, y como tal me inspiran lástima. 
Sin embargo ser ladrón ya es otra historia, sobretodo esos de guante blanco, mandamases que no saciados con sus sueldos de infarto y todos los gastos pagados, se dedican a avasallar y a acumular bienes sin mesura, a estafar y robar con un ansia que les hace perder la dignidad y la honra, el patriotismo y todo lo que hay que perder en una persona de bien.
Una vez denunciados ante la Justicia — los que lo son, que por desgracia son pocos comparado con los que hay — aparecen ante los medios con una infame sonrisita que a mí me hiela la sangre: con la que está cayendo en este país, estos personajillos tienen la desvergüenza de mostrarse contentos y orgullosos de ser unos saqueadores y unos corruptos, y de tener lo robado a buen recaudo en paraísos fiscales, indiferentes a la sangría que eso representa para España y los españoles. En lugar de tener sus rostros desencajados ante tan graves acusaciones, enseñan las blancas dentaduras en unos caretos bajunos y provocadores, orgullosos de ser tan listillos y mamones, sintiéndose los amos del mundo por lo mucho que han podido llegar a robar.
Envidio el talento, la inteligencia, el coraje, la clase, una cultura vasta, incluso la belleza física: en contra estos ejemplares tan insignificantes a todos los niveles ( normalmente son vulgares hasta por fuera), solo pueden inspirar asco.

"El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece de todo", Séneca.


escultura Fang del s. XIX

miércoles, 5 de diciembre de 2012

domingo, 2 de diciembre de 2012

VALE LA PENA






foto de Linda Moore

¿ Valió la pena?
Todo vale la pena
si el alma no es pequeña.
                 Fernando Pessoa


Cuando llega la edad del balance, de hacer "inventario", de poner a un lado lo bueno y al otro lo malo y sacar conclusiones, de saber si llegamos adonde íbamos o por el contrario nos equivocamos de aspiraciones o de camino, surge la pregunta que nos da sentido: ¿valió la pena la vida?
Más allá de los desengaños y las zancadillas que pone el destino, las horas malas, las penas, los fracasos, las injusticias, los miedos, las incertidumbres, las impotencias, las rabias, ¿realmente ha valido la pena?
La respuesta es siempre una decisión personal, el saldo es positivo o negativo según cada uno : es conveniente tener reunidas en el lado del haber muchas pequeñas joyas que cuenten como un tesoro, afectos, recuerdos, palabras, gestos, risas, sabores, olores, música, amaneceres, bosques encantados, pájaros, flores, primaveras, veranos, otoños e inviernos — porque la vida nunca es solo el momento que pasa, que siempre acaba por pasar.
Por muy malo que sea el ahora, por irrespirable que sea el aire en que nos estamos ahogando y muy oscura la noche, aún así podemos sentir que queremos avanzar si hemos aprendido a abrir ventanas por donde vuelva la luz.
Es nuestra capacidad de ilusión y asombro la que hace de la existencia una historia habitable y auténtica, digna de ser vivida, aunque caprichosa.
Cuando el mundo se nos derrumba nos queda volver a rehacerlo desde el sosiego y la cordura, que es lo que nos mantiene preparados para afrontar todo lo que nos venga encima.

óleo de Paul Serusier