viernes, 1 de julio de 2022

GENTES

 





Somos ya casi ocho mil millones de personas, más las que hemos sido, todas distintas y sin embargo siempre con algo en común, aunque solo sea nuestra condición humana: cada segundo están empezando y terminando millones de vidas. Dentro de unos límites físicos de corto recorrido, los matices psicológicos son variadísimos y las combinaciones casi infinitas, como en la lotería. Se puede ser relativamente bueno o relativamente malo, noble o miserable, sincero o mentiroso, auténtico o manipulador, humilde o narcisista, amable o insensible, generoso o mezquino, solidario o ególatra, compasivo o cruel, honrado o corrupto, encantador o aburrido, profundo o superficial, positivo o pesimista, brillante o mediocre, tranquilo o nervioso, sensato o alocado, activo o vago, valiente o cobarde, ordenado o caótico, pacífico o agresivo, educado o grosero, elegante o vulgar, y así un largo etcétera de atributos aleatoriamente distribuidos y en distintos grados, por toda la raza humana desde sus albores. Nadie es un cúmulo de virtudes ni de imperfecciones, aunque a veces tan solo alguna sea suficiente para hacer del sujeto un genio o un canalla. Hay gente de todo pelaje, unos que son un dechado de cosas buenas y otros que tienen todos los ingredientes para ser intragables; quienes les gusta compartir generosamente lo que saben y los que usurpan méritos ajenos en provecho propio; son muchísimos los que necesitan aprender, leer, escuchar buena música, viajar y así, pero también los que todo lo hacen sin convicción ni provecho, tan solo para poder presumir de ello; unas personas son creativas, con mucha imaginación, y otras parece que tengan un disco duro en el cerebro y no hagan más que repetirse; hay individuos modestos y los que van de iluminados, aunque en el fondo sean unos pobres diablos que se creen lumbreras: suelen empezar sus intervenciones semi cerrando los ojos y con la coletilla "¡vamos a ver!", como quien va a arreglar el mundo y tiene la condescendencia de hablar para los tontos que tiene alrededor — pero al final algunos no son capaces ni tan siquiera de arreglar su propia vida. 
En fin, todos hacemos lo que podemos y sabemos, poco o mucho, la mayoría no somos gran cosa, lo importante es estar sanos física y moralmente y disfrutar lo que se pueda. Por lo demás, todo es relativo, dijo Cicerón que "si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenas personas". Por ejemplo...