lunes, 1 de enero de 2024

EDADISMO NO

 








                                                                                          Emil Nolde




Edadismo: dícese de la lamentable segregación social de las personas por cuestión de edad, hecha de estereotipos obsoletos. 
Todos los jóvenes son futuros "ancianos", salvo los que no van a tener el privilegio de llegar a serlo, así que no respetar esa etapa de la vida en los demás es no respetarse a sí mismo.
Los octogenarios están físicamente deslucidos pero también hay personas que ya nacen cansadas y viejas. Hay estudios que determinan que la edad mental no coincide con la cronológica, y que una buena "reserva cognitiva" para hacer frente al paso del tiempo, se consigue con un estilo de vida que nos proteja de daños cerebrales: el que sabe vivir, muere mejor. 
Mantenerse en forma es un reto tan recomendable como posible, el tiempo y la experiencia suelen añadir lucidez, tolerancia, sosiego, una forma distinta de pensar y de sentir, de poder distinguir lo que de verdad importa de lo que no tiene importancia ninguna. Tener demasiada ambición es fuente de infelicidad, madurar bien es saber quedarse solo con lo que vale la pena, las compañías ciertas, lo que de verdad se desea hacer, ver, escuchar, leer, comer, pensar, creer y gozar. Con la capacidad de asombro medio agotada por lo mucho que se lleva visto, lo que más paz aporta es una vida auténtica y sencilla, vivir con entusiasmo pero un poco retirados del mundanal ruido, liberados de convencionalismos sociales y de la tiranía de las obligaciones no gratas.
El contacto con la naturaleza y los animales es otra fuente inagotable de bien estar, así como ser solidario, compasivo, tener organización y disciplina, seguir unas rutinas amables, elegidas libremente y puestas en práctica sin perezas flojas: considerar y actuar, sentir y actuar, decir y poner en práctica.  
Cuando se han hecho bien los deberes y la conciencia está tranquila, si no hay problemas añadidos, claro, de mayores somos capaces de sentirnos afortunados y agradecidos a la vida por poder seguir disfrutando de las pequeñas cosas que pasan en cada momento. 
No es aconsejable el papel de víctima ni tampoco lo contrario, un sentimiento de culpa innecesario o  ideales de perfección, miedos, carreras, metas: tan solo poner la atención en las nuevas necesidades y placeres, ya que con los años las prioridades cambian.
Es tiempo de protegerse, quererse y valorarse — pero en su justa medida, no convertirse tampoco en un anciano egocéntrico y narciso, de esos que se sienten el foco y se miran el ombligo.
Por lo demás, todos practicamos el auto engaño y nos enfrentamos solo a la verdad que podemos soportar, enmascarando piadosamente algunas cosas, del presente y del pasado.
Manuel Vicent, anciano inteligente, lúcido, muy sabio y brillante, aconseja "tirar del carro con cierta dignidad, y fijarse bien dónde ponemos los pies, más que nada para no tener que pisar alguna de esas mierdas que caen del cielo".