miércoles, 1 de noviembre de 2023

SOMOS RAROS



Kasimir Malevich

                                                              

Los humanos estamos hechos de carne predecible y caduca, como animales que somos, pero también  de razón y entendimiento, lo que genera extraños contrastes, pasiones, grandezas y miserias de todo pelaje. Cada persona es un conjunto de mil pequeñas cosas, un bicho absurdo que cultiva ciertas locuras para adornar la existencia y poder soportarla, mintiéndose a sí mismo como condición necesaria para la supervivencia. Afirma Sándor Márai que "hay que resistir los diálogos insanos de nuestra mente". Es casi imposible sentirse sosegado siempre, pero conseguir armonía por dentro y alrededor, es el más valioso de los retos. 
Somos raros, la vida es una anomalía en sí misma, la normalidad es utópica, para Rosa Montero "el amor es encontrar a alguien con quién compartir rarezas", por eso es tan complicado encontrar la persona cierta...
Suele parecernos normal aquello a lo que nos acostumbran desde niños, y aunque no somos como muñecos hechos en serie, nos copiamos tanto los unos a los otros que llegamos a parecer todos iguales según manada, y de pensamiento único, según los medios suministradores de información de masas: el cerebro lavado y el alma impura...
La perfección no existe, y desde las cumbres más altas a los suelos más bajos todos tenemos los pies de barro y la condición innata de transgresores: en  diversos grados, claro, podemos ser mezquinos, embusteros, falsos, egoístas, narcisos, manipuladores, ambiciosos, victimistas, tóxicos, corruptos, crueles, insensibles, engreídos o imbéciles, tendemos a unas mezquindades que solo se superan con bondad, educación e inteligencia. Por lo general creemos estar siempre en posesión de la verdad, henchidos de un sabelotodismo simplista, de manual, que necesita empequeñecer a otros para sentirse victorioso.  
Menos mal que en medio de esta olla de grillos mucha gente vale la pena, y que en una escala más reducida, hay quien tiene talento de verdad, gracias a los cuales avanzamos como especie — rara sí, pero única y a veces incluso fascinante.  

Las filosofías se desmoronan como si fueran de arena, las creencias se siguen unas a otras, pero lo  hermoso es una alegría para todas las estaciones. Oscar Wilde