viernes, 1 de diciembre de 2023

MALDITAS GUERRAS

 



                                                      
                                            Omar Esstar


                                       
Desde siempre algunos hombres han sido unos depredadores de su semejante, con mucha frecuencia el más fuerte maltrata al más débil en lugar de protegerlo; podemos ser crueles, cobardes, ambiciosos, egocéntricos, soberbios, tramposos, estúpidos y en fin, miserables de variadas maneras. 
Una de las revoluciones pendientes es la del PACIFISMO, el desarrollo urgente de ideologías y sentimientos pacifistas, mandatarios pacifistas, culturas pacifistas, respeto al otro, a todas las maneras de pensar y a todas las normas sociales consensuadas.
Hemos alcanzado lo mejor que somos en el presente gracias a una importante evolución intelectual y moral, pero siempre pisando charcos de sangre derramada por crueles desvaríos, crímenes, exterminios y demás vergüenzas.
Las guerras son una infamia, un fracaso de la inteligencia y de la dignidad. Avanzamos gracias solamente al talento de unos pocos y al trabajo duro y honrado de la mayoría. 
Ahora el dilema es todavía más terrorífico: o terminamos con los conflictos bélicos o terminamos con la humanidad.
Sin gobernantes competentes no se van a encontrar nunca soluciones a los atropellos que mutilan el futuro con simientes de nuevos rencores: construir unos Muros de la Vergüenza infranqueables, indecentes, ilegales, contra natura, solo sirve para sembrar más odio y desolación. Todos tenemos derecho a la vida, las barricadas contra la pobreza ajena deben ser la inteligencia, la cultura, la educación, el respeto, la Igualdad, Fraternidad y Libertad.
La vida pública de muchos países sigue dominada por la religión y un ejército a su servicio fuertemente patriarcal, que se nutre del desagravio histórico para justificar un papel nefasto.
En Europa por ahora corren tiempos pacíficos, salvo dolorosísimas excepciones: ojalá que la derecha populista que se está extendiendo por el continente, no tenga un papel destructor que socave las instituciones democráticas logradas con tanto esfuerzo. Para Marcuse el pensamiento único resulta del "cierre del universo del discurso" por imposición de la clase política dominante y de los medios suministradores de información de masas.
La política y la moral deberían ir de la mano, y no existir la tentación visceral de reaccionar a canalladas dando la razón a quien no la tiene: en nombre de un ideal justo también se cometen muchas atrocidades. 
Nada es sencillo y transparente, no se puede reaccionar con las tripas en lugar de con la cabeza: lo que está mal, está mal, venga de donde venga. Toda norma contempla derechos y deberes.

Gastar más dinero en armas que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual. 
M. Luther King