viernes, 1 de septiembre de 2023

DANIEL BARENBOIM


 




Todos quisiéramos ser personas interesantes e imprescindibles como aquellas que admiramos profundamente, pero eso está al alcance de muy pocos. ¿A quién no le gustaría ser Daniel Barenboim, por ejemplo? 
Hombre muy natural y auténtico, simpático y humilde, pianista consagrado y uno de los más prestigiosos directores de orquesta, es como un mago que lleva en el cerebro la música más genial, navegando con su batuta por las obras maestras como sabio patrón sobre las olas y dotado además de una enorme calidad humana. Judío argentino de nacimiento, niño prodigio desde los siete años, discreto y honrado ciudadano del mundo, pacifista convencido, tiene la ciudadanía honorífica española, israelí y palestina — cofundó la Orquesta West-Eastern Divar para reunir a jóvenes músicos de Israel y los países árabes y promover así el diálogo y la posibilidad de objetivos comunes entre las diversas culturas del Oriente Medio.
A través del sonido musical Barenboim controla  mentalmente la compleja relación entre sosiego y barullo, dicha y sufrimiento, esperanza y miedo y así. Opina que la melodía transciende las emociones porque nos transporta a algo tan inaccesible como la intemporalidad, una superación de los límites que imponen las palabras, como si existiera dentro del mundo y fuera de él al mismo tiempo. 
Así mismo reconoce que para tener un conocimiento real de las cosas, uno debe entender su esencia y no solo sus manifestaciones. "Sin una vida interior rica no se puede ser artista" ( in La Música Despierta el Tiempo, 2023).
Hace poco sorprendió y conmovió a todos con unas juiciosas palabras dichas desde esa paz interior de que disfruta ("siempre estoy muy relajado", afirmó alguna vez), y con las que canceló de momento sus actuaciones: 
"Mi salud se ha deteriorado y me han diagnosticado una grave enfermedad neurológica. 
... La música fue y continúa siendo una parte esencial y permanente en mi vida.
... Cuando miro hacia atrás y hacia delante, no solo estoy satisfecho, sino profundamente realizado".
  Que siga así hasta el último momento de su brillantísimo recorrido por este mundo.
La gente como Daniel Barenboim es un preciado regalo, para los demás y ante todo para sí mismo.

El arte es espiritual, un respiro inmaterial de las dificultades de la vida. Fernando Botero