jueves, 24 de febrero de 2011

FRIDA KAHLO








Hay tres pintores que sin  tener nada que ver aparentemente entre sí, me provocan una emoción parecida, no sabría explicar porqué ( lo mismo me pasa con los sueños, a veces surrealistas sin saber el motivo...)
Me refiero a Van Gogh, a Toulouse Lautrec y a Frida Kahlo.
Me fascinan, y bien mirado sí que tienen algo en común: sus vidas amargas, dolorosas, sus frustaciones constantes — y al mismo tiempo una inmensa pasión por la belleza que habita ese existir que les maltrata y mortifica.
De su cataclismo vital surgen formas de expresarse que me llegan  muy dentro, tanto por los temas como por los colores, como si de un estallido de rabia se tratase, como si no hubiese lugar para la suavidad y la armonía, como una fiebre, una angustia soterrada, un grito, un refugio, una pintura sin paz pero llena de fuerza.

Vicent Van Gogh se convierte en genio cuando empieza a mirar lo de siempre con ojos de locura. Desde las ventanas posibles de un manicomio o de su propia prisión, convierte en único y eterno soles y lunas, campos de cuervos, girasoles o personas;  detrás de todo lo que pinta, siempre él y sus demonios.
Con 37 años se suicidó, no tenía ningún dios a quién pedir o dar explicaciones.

Toulouse Lautrec fué un aristócrata criado sin padre, con una enfermedad congénita que le impidió el crecimiento normal de las piernas, además de causarle la rotura de los dos fémures.
Se refugia en el mundo del alcohol y los cabarets, convirtiendo en sus musas prostitutas y otros  marginados, como gente grotesca y al mismo tiempo profundamente humana.
Dibuja figuras inconfundibles, estilizadas, cálidas, vitalistas, de colores rotundos con predominio de amarillos, rojos y  negros.
Muere retirado y solo en su castillo de Gironde con 37 años.

Frida Kahlo se pinta obsesivamente a sí misma, y pintándose se suporta y se supera para poder seguir soportándose y superándose, prisionera de un cuerpo mutilado que le causa horribles sufrimientos. Nos observa desde sus cuadros con poses desafiantes y mirada rebelde, la suya, la que copia del espejo que le sirve de modelo cuando tiene que permanecer postrada en una cama.
Su talento es el sostén con que dice al mundo "ésta soy yo, y no mi cuerpo y mi dolor".







De pequeña la poliomielitis le deja una pierna lisiada, pero es un accidente de autobús que le destroza el cuerpo definitivamente con apenas dieciocho años. Un pasamanos de metal le entra por el vientre y le sale por el hombro, destrozando todo a su paso, incluida la columna vertebral.
Volvió a caminar por su tesón y capacidad de aguante, después de treinta y dos dolorosas operaciones, y volvió también a amar, a gozar y a vivir intensamente la vida.





Se separó del marido, el gran pintor Rivera, infiel por vocación, tuvo amantes de ambos sexos, abortó del hijo que tanto anhelaba, lo que le supuso el dolor que más hondo la hirió.
Mereció esta confesión de su famoso ex-marido: "Lo más maravilloso que me ha pasado en la vida ha sido mi amor por Frida".








Se rindió, tiró la toalla cuando decidió que ya había tenido suficiente, en el momento que le amputaron una pierna. Después de dos intentos de suicidio frustrados, murió en 1954 con 47 años, después de dejar una huella imborrable de su paso por el mundo con una pintura personalísima.





La capacidad creativa es como subir un peldaño más que la media hacia la liberación del espíritu, es una victoria sobre la mediocridad que nos enriquece también a los mediocres.
Por el arte se subliman las miserias de nuestra pequeña condición, el arte es catarsis, grito, descubrimiento, sorpresa, liberación del cuerpo, del tiempo, del miedo, del dolor y de la muerte. El arte logra niveles supremos de belleza y de pasión.
Muchas veces el artista es un gran sufridor, como si para tener el don supremo de la creatividad le hubiese hecho falta ser muy desgraciado.



martes, 22 de febrero de 2011

AHORA LIBIA

Muammar al-Gaddafi, después de cuarenta años siendo el amo del país, ni siquiera tiene la dignidad de dar la cara.
Es su hijo, aspirante a más de lo mismo, un niñato con porte chulesco, el que por televisión levanta el dedito amenazador intentando amedrentar al pueblo con la decisión de provocar un baño de sangre a cuenta de su ejército de mercenarios, si la gente no vuelve inmediatamente a casa, de orejas gachas.
Y uno se pregunta hasta cuando.
Hasta cuando, ahora que el mundo late al unísono a través de la Red, van a quedar matarifes que se sientan dueños de los pueblos — todo es mío, todo para mí y mis secuaces, mis compinches, mis pelotas, mis marionetas. Puedo hacer con todos vosotros lo que me parezca y me salga de los mismísimos.
Hasta cuando el espectáculo esperpéntico de ver algunos prometer lo que siempre negaron, en un último gesto de indignidad de oferecer lo que pudieron dar y no quisieron, para intentar quedar donde siempre: ahora es Tarde, tu mismo estás reconociendo que podías haber hecho lo que no hiciste,¡ cobarde, cobarde y cobarde!
Hasta cuando el espectáculo grotesco de verlos salir por la puerta de atrás cargados de tesoros, saqueando por última vez a los que terminan de llamar hijos, "todos sois mis hijos", o sea mis lacayos, mis esclavos.
¿Hasta cuando vamos tener que soportar estos espectáculos que nos denigran a todos, antes que la DEMOCRACIA se imponga en todo el planeta?
Abajo las prebendas vergonzosas mientras quede un solo ser humano explotado en todo el mundo.
El efecto dominó ha empezado ya, luego vendrán otros efectos dominó que muchos ya no veremos, pero moriremos con la esperanza de que " Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veamos una tierra que ponga Libertad y Justicia"
Unidos y enrabietados, cansados de humillaciones e injusticias, ya no vas a poder con ellos, Gaddafi. Ya no.¡Espero!

miércoles, 16 de febrero de 2011

EL GRAN HERMANO









óleo de Salvador Dalí




En la novela "1984"  George Orwell divulga (que no inventa) el concepto del Gran Hermano, que pasó al lenguaje coloquial como una técnica macabra de vigilancia colectiva.
Es la historia de un mundo cruel y demencial que acaba con la esencia del hombre, de un sistema demoledor de pensamiento único y todopoderoso que vigila a los ciudadanos  las veinticuatro horas del día, en sus propias casas y en sus propias mentes. La mayoría de la población solo trabaja y obedece órdenes, ya no tiene capacidad ni de pensar ni de amar. El Partido está por encima de la família, los hijos denuncian hasta a sus padres si lo traicionan. El mecanismo represor anula las voluntades a tal punto que la pareja de enamorados Winston Smith y Julia acaban por claudicar de su rebeldía a base de torturas de toda clase, dejan de amarse y de creer en nada que no sea el Gran Hermano.
Lo más triste de esta historia triste, considerada uno de los libros más influyentes del siglo XX, es que el mundo orwelliano estuvo inspirado en prácticas vividas en la Unión Soviética estalinista, en la Alemania nazi y en la guerra civil española.
Lo más triste de esta historia triste es ser una llamada de atención sobre lo que puede llegar a ocurrir si las ideas totalitarias y globalizantes echan raíces y se adueñan de nosotros, física o mentalmente, o las dos cosas.
Comentó el autor sobre lo que vivió en España, que le parecía aterrador que la mentira pasase a la Historia y acabase por ser aceptada universalmente como verdad.
El mundo sigue como siempre acechado de peligros, convertido en una bajada a los infiernos para millones de personas, por una razón o por otra. El mundo sigue como siempre ha sido, difícil de organizar a contento de la mayoría, y como siempre también " l´enfer sont les autres", la codícia de algunos, la estupidez, la maldad, la soberbia y el deseo de controlar todo y todos. Y el fanatismo.

Como dice John Kampfoner en El País, veinte años de creación de riqueza globalizada han transformado el concepto de libertad en los gobiernos y los individuos, haciendo de la economía la " libertad sublime" — ganar dinero y conservarlo consumiendo.
El resto de las libertades se han sometido a este fin, e Internet hizo lo demás: crear una homogeneidad cultural sin precedentes, un mundo uniforme, con los mismos diseñadores, las mismas marcas, los mismos destinos vacacionales.
"Ha nacido una mentalidad gregaria, el neoliberalismo pontifica que globalización es riqueza".
Yo no sé si esto va a ser bueno o malo, siempre tiendo a creer que casi  todo tiene ventajas e inconvenientes, lo mejor que veo en la Red y la globalización es un mayor control del poder, de ese Gran Hermano que por fin tiene quién le vigile a su vez, lo que debe ser un motivo de esperanza en un mundo más tranparente y más justo.
Sin embargo la tendencia a las macrourbes y al pensamiento único es preocupante y asustadora.
Nuestra vida particular se empequeñece y deshumaniza, estamos más controlados que nunca, pero como un número, salimos en todas las estadísticas, la de consumidores, de enfermos, de vivos o muertos, de los que sufren accidentes, de los que tienen hijos (uno y medio), de los que beben, de los que fuman, de los que viajan, de los que hacen deporte, de los que leen, de los que ven la tele, estamos en todas partes y en ninguna, somos solo un número en todas ellas.
Si no nos juntamos en pequeños grupos para existir, corremos el riesgo de perder el alma.
Si no sabemos hacia donde nos dirigimos, corremos el riesgo de volvernos anodinos incluso en relación con nosotros mismos.
Que no me impongan un modelo de vida y de pensamiento, no quiero ser capitalista, consumista, modernista, racista, sexista,pacifista, perfeccionista, deportista, ecologista, altruista, vanguardista, egoista, narcisista o ecologista...
¡Solo quiero ser yo!



óleo de Salvador Dalí


viernes, 11 de febrero de 2011

LA PLAZA DE LA LIBERACIÓN

Hoy solo hay un tema posible: ¡Egipto !
No se puede intentar echar un pulso a una multitud llena de rabia y de hambre.
No se puede querer seguir pisoteando la dignidad de un pueblo que se une para decir BASTA.
Es como la ola perfecta, ya no hay marcha atrás, ya solo los puede callar la muerte, y ellos lo saben, y a lo mejor lo van hacer, lo van a conseguir, delante del mundo, con las metralletas ( yo no quiero verlo), o uno a uno, en la oscuridad e ya solos, terriblemente solos y desamparados.
Y la vida seguirá como siempre.
Todavía no sabemos (son las once y media de la mañana ) como va acabar este día, pero yo no quiero un final que nos avergüenze una vez más a todos los que necesitamos libertad — la nuestra y la de los otros, para poder soportar la  película de la Historia en directo.

martes, 8 de febrero de 2011

DE LA DISCRIMINACIÓN Y LA HIPOCRESÍA








óleo de Ensor


                  





Voltaire habló de una estupidez colectiva, más lesiva que la individual: puede llegar a ser muy grave tener la cabeza llena de tópicos y estar totalmente condicionado por el medio.
Hemos dejado atrás casos horrendos de intolerancia generalizada pero por desgracia, en mayor o menor grado, seguimos viviendo instalados en ella. Las leyes van abriendo caminos y esperanzas mientras las conductas sociales siguen sin resistir un análisis objetivo.
Todos sabemos que por regla general las personas no son valoradas por sus virtudes sino por características secundarias, todos sabemos que vivimos en una sociedad injusta y cruel: se discrimina a los feos, como si la belleza fuese un mérito propio e imperecedero; se discrimina a los viejos, como si no fuesen un espejo donde todos tenemos que mirarnos; se discriminan los discapacitados, como si alguien estuviese libre de serlo en cualquier momento; se discriminan los homosexuales, como si no pudiésemos haberlo sido o tener hijos que lo sean; se discrimina a la mujer por un oscurantismo atávico que viene de muy lejos; se discrimina a las personas por el color de la piel o por su raza; se discrimina a los que tienen según que enfermedad; se discrimina a los gordos, a los bajitos, a los torpes, a los bizcos, a los que no tienen dinero, a los que no tienen cultura, a los que no tienen elegancia, a los que no tienen nuestros pensamientos o nuestras creencias, se discrimina, en fin, a todo lo que no participe de nuestro modelo ideal y absurdo. 
Tenemos una visión distorsionada de la esencia del hombre y nos atribuimos virtudes que nos ubican en un escalón más arriba cuando lo único que nos distingue es nuestra pobreza interior. El respeto hacia todo lo respetable es una forma de dignidad, la sabiduría es humilde. "Donde no hay coexistencia hay codestrucción" (Rabindranath Tagore).
Por otra parte, practicamos el doble rasero de exigir a los demás cualidades de que carecemos: hacemos lo que condenamos, defendemos con hipocresía lo que en el fondo no pensamos ni sentimos, mentimos con cinismo sobre conceptos que no tenemos intención de poner en práctica jamás: lacras abominables de una sociedad viciada donde jugamos todos con las cartas marcadas. 


óleo de Toulouse Lautrec



jueves, 3 de febrero de 2011

LA GRAN EVASIÓN







óleo de Picaso


¡No se trata de evadirse de un campo de concentración como en la clásica película de John Sturges!, yo hablo de huir de uno mismo — la escapada más dificil.
Hablo del último libro de Nicholas Carr,  "Superficiales: ¿ qué está haciendo Internet con nuestras mentes?", donde analiza las ventajas y los inconvenientes del uso intensivo de la Red. Según él, sin un auténtico ejercício de lucidez y espíritu crítico, internet pasa de ser un medio de profundizar el conocimiento y la información a todo lo contrario: se pueden perder habilidades creativas, de análisis y reflexión, de pensamiento crítico y originalidad; debilita nuestra capacidad de atención, que es soporte imprescindible de la contemplación, la introspección, la lectura profunda y otras aptitudes mentales importantísimas.
Afirma que permanecemos frente a Facebook o Youtube sin un propósito determinado, a la búsqueda de algo que no encontramos...y que ni siquiera sabemos qué es (!) 
Habla de una posible alteración de nuestro mapa neuronal y de los procesos del pensamiento, "ya solo nos gusta el princípio de las cosas", siempre tenemos prisa, necesitamos efectos imediatos, se producen cambios químicos, adaptaciones físicas posibles por la neuroplasticidad de nuestro cerebro y que persisten al apagar el ordenador.
Por si fuera poco, parece ser que al recibir un mensaje producimos dopamina, la cual nos causa el mismo bienestar que cuando nos drogamos, y también como con cualquier otra adicción, "cada vez necesitamos más basura informática para sentir placer, lo que significa que con el tiempo puede sentirse un placer idiotizante" — dice.
Es obvio que estamos hablando del polo opuesto del uso de la Red con un conocimiento y un criterio seleccionadores, como una oportunidad asequible y valiosa de adquirir conocimientos.
¿ Estamos ante el eterno miedo a lo nuevo, o hay mucho de cierto en lo que afirma gente como Carr o Alessandro Baricco ("Los bárbaros")? 
Los efectos de la Red dependerán a la postre del uso que se le dé, como siempre, de la preparación y madurez de cada uno: está claro que no se puede pedir lo que no se conoce, ni a las Web ni a nada — lo importante va a ser no acabar perdiéndose intentando encontrarse...
Lo que no se puede, o no se debe hacer es convertir en un fin en sí mismo lo que no deja de ser una herramienta.
Manuel Vicent, siempre cáustico, dice que media humanidad mira sentada como la otra media " hace el payaso" (también sentada, supongo...).
¿ Vamos de verdad camino de la deshumanización y la uniformización?
El mundo de la imagen es una hidra de mil cabezas, solo existe lo que impacta visualmente, las tragedias de todo el globo ruedan por las pantallas como nubes de algodón que se van deshaciendo para que vengan más y más; vivimos todas las desgracias del mundo, mientras ignoramos el vecino de siempre, la mano tendida en un semáforo o la mirada desvalida de un mendigo, por ejemplo.
Estoy convencida de que la dopamina on line se libera más que nada por ese " narcisismo posible" de que habla Carr, porque de cierta forma, aunque evadiéndonos, también nos estamos buscando, como siempre, y que su éxito abrumador radica en la ilusión de que nos autoafirmamos, de que no nos diluimos en el vorágine de la vida donde nadie escucha más que su propia voz: en mi ordenador  hablo yo, de lo que yo sé, de lo que yo quiero, de lo que yo sueño, y al final de todo, la soledad. Como siempre.

En medio de tanta información y de tanto bullicio, de tanta búsqueda y de tanto desencuentro, de tanto correr hacia ninguna parte, de no saber lo que se busca y no encontrar lo que se persigue, me quedo con este pensamiento hermosísimo del Bhagavad Gitä:

" La persona en la que todos los deseos se apaciguan como el océano que recibe mil aguas sin desbordarse, encuentra la paz".




pintura de Ando Hiroshige