viernes, 12 de marzo de 2021

HASTA CUANDO, HASTA DONDE



 




                                                                         obra de Kandinsky     


Los más realistas-pesimistas no esperan que mejore en nada la preocupante situación del planeta después de esta terrible pandemia. Hay científicos que predicen, advierten o avisan, que la próxima será mucho peor. Desde la desidia y resignación en que vivimos instalados, nos parece normal e incluso estamos deseando que vuelva pronto lo único que le gusta y motiva a los empresarios y políticos de turno: el consumismo salvaje, el turismo salvaje, la deforestación salvaje, la plastificación salvaje, el individualismo salvaje, la ignorancia salvaje... Todo a lo bestia, incívico e inadmisible.
Cada año emitimos 51 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero, y la cifra irá creciendo a medida que aumente la población — se calcula que el mundo construirá el equivalente a una ciudad como Nueva York cada mes durante los próximos 40 años, en países emergentes como China, India o Nigeria. Aterrador, insoportable.
Quien sea capaz de encontrar una solución a este atolladero y llevarla a cabo, pasará a la historia como un héroe o heroína de la humanidad entera. Es hora de que empiece a resultar más interesante para los dotados de altas capacidades intelectuales "dedicarse a salvar la vida en la Tierra antes que hacer carrera financiera en Wall Street", tal como sugiere Bill Gates. O frenamos en seco y nos reinventamos, o todo saltará por los aires: ni ideologías, ni guerras, ni poder, ni gloria, ni nada, tan solo lucharíamos al unísono y a la desesperada por la supervivencia, como en barco que se hundiese sin remedio. En 1979, y han pasado muchos años, el gran escritor y naturalista Miguel Delibes publicó el libro Un Mundo Que Agoniza. Para entonces el panorama ya era alarmante.
Sin embargo se pudo comprobar durante el confinamiento, la capacidad de regeneración que todavía guarda la naturaleza. Todavía. Hagamos un esfuerzo colectivo por no llegar demasiado tarde a su salvación, que también es la nuestra.
                              ...
Una bandada de patos cruza el cielo inmensamente azul de la bahía. Alegres y libres, vuelan ajenos a las miserias humanas y sus consecuencias.