jueves, 1 de diciembre de 2022

GRAVEDAD CERO



 





Los 18 relatos cortos de Woody Allen recientemente publicados son una delicia, como casi todo lo suyo. La genialidad no se alcanza con trabajo o constancia, se tiene o no se tiene: se nace o no se nace con talento, que luego brota espontáneo y sin esfuerzo. El humor es un arte, un juego cognitivo que señaliza ausencia de peligro a la vista y ayuda a distanciarnos lo suficiente de las coyunturas para vencer al miedo y la ansiedad. En la historia del humorismo, territorio tan anhelado como difícil, hay nombres ilustrísimos, mas tiene razón Daphne Merkin en el prólogo de este libro: los hay magníficos, "Y luego está Allen". Irrepetible.
Angustiado de condición, ansioso, neurótico, con un principio de vida gris, carne de psiquiatra, supo y pudo salvarse de la cochambre de cada día de una forma magistral dando la vuelta a todas las miserias a través de su enorme lucidez, aliñada con una fina y brillante ironía. Riéndose de la condición humana y de sí mismo en cualquier circunstancia, se ha escudado contra la simpleza o la vulgaridad. 
No hay duda de que la risa reconforta, calma, es saludable para el cuerpo y la mente, nos limpia el sótano de fantasmas. Una rotunda carcajada, aunque rara como la ola perfecta y siempre muy anhelada, nos alivia de turbulencias mentales, nos deja limpios, ligeros, satisfechos. Mientras somos capaces de reír es porque no todo está perdido, y si nos tomamos con humor a nosotros mismos, es porque aún no hemos agotado la frescura y el optimismo. Solo los necios se toman demasiado en serio, como refirió Unamuno: "Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será"... 

 — Puedo encarnar a una persona desilusionada, pero en la vida real no soy cínica, ¿verdad? Creo que todavía conservo la mayoría de mis ilusiones. (Lulu)
— Aférrate a ellas. Las ilusiones nos hacen falta. Sin mentirnos a nosotros mismos, sería difícil sobrevivir un día más. (Sachs)
   Crecer en Manhattan, Gravedad Cero      

martes, 1 de noviembre de 2022

APUNTES DESDE EL ASOMBRO Y EL DESAMPARO





                            
                                                   Erich Brauer




Los astrólogos han comprobado a través del estudio de supernovas que el universo sigue expandiéndose de una forma acelerada. Mientras y afortunadamente para nuestra salud mental, los humanos percibimos los astros que nos rodean como unos cimientos bellos, sólidos, seguros... Cuanto menos curiosos más simples y engreídos somos, la grandeza del universo es demasiado inquietante e incomprensible para nuestra inteligencia limitada. 
— Víctor Buso fotografió con el telescopio y por casualidad, el 20 de septiembre de 2016, la formación de una supernova en el momento exacto en que la onda expansiva emerge de la superficie estelar. Pero sin embargo habían pasado 86 millones de años luz desde ese brevísimo destello,  ocurrido cuando los dinosaurios todavía caminaban sobre la Tierra: dicen los que saben que se trata de un tiempo relativamente corto a escala geológica y más aún a escala cosmológica. Es evidente que los cerebros humanos más dotados son capaces de descubrir cosas y manejar datos difíciles de asimilar para nuestra humilde y mayoritaria condición.
— Es posible que haya existido vida en alguno de los astros ya explorados por las naves espaciales, o en otros de los incontables que ahora mismo permanezcan desérticos e inhabitados. Puede ocurrir también que a la larga nuestro planeta  acabe convertido en un secarral yermo y vacío, tal como lo vislumbró Einstein. Solo las piedras lo resisten todo. También cabe dentro de lo posible, según los expertos, que especies similares a la nuestra no hayan tenido en el pasado la inteligencia bastante para no usar armas nucleares, llegados a nuestro punto de "desarrollo". O lo mismo otras civilizaciones extraterrestres quizás estén miles de millones de años por delante de nosotros en sus conocimientos científicos y tecnológicos, dado que la mayoría de las estrellas similares al Sol se formaron 5.000 millones de años antes que el sistema solar. ¡Ahí es nada! 
Lo cierto es que se desconoce al día de hoy si estamos solos, girando a 1670km/h en medio de este enorme caos organizado, si lo hemos estado siempre o si seguiremos estándolo hasta nuestra desaparición definitiva. Todo es inseguro, inestable, inquietante, lejano pero no imposible. 
— El conocimiento que hemos alcanzado de las bombas de fusión y termonucleares puede traernos una ansiada y razonable paz duradera o por el contrario nuestra destrucción total y la de toda vida planetaria. Existen enormes e incuestionables riesgos, como el de una guerra atómica, de una pandemia letal por un conflicto biológico o incluso por una fuga involuntaria en un laboratorio, aparte, claro está, de cualquier episodio natural de dimensiones cósmicas que no dependa de nuestra pequeñez. 
— Somos, enfín,  mayoritariamente frágiles a la par que ignorantes, soberbios, absurdos, ineficaces, reacios a enfrentarnos a verdades incómodas pero  inaplazables como el cambio climático o la superpoblación: dos evidencias aciagas de nuestra incapacidad para gobernarnos. Afirma Noah Harari que en el presente "no hay liderazgo, no hay ningún adulto en la sala", cuando solo los líderes mundiales, actuando en conjunto y no en bandos contrapuestos, podrían hacer algo para salvaguardar todavía la supervivencia del planeta. 
— Mientras todo se nos complica, el conocimiento, la ciencia, las artes, el humor, la ternura, la elegancia moral o simplemente ser sensibles y buenas personas, son antídotos muy recomendables para nuestros miedos y miserias, para que haber nacido valga la pena. De momento.

Estar contigo o no estar
contigo
es la medida de
mi tiempo
   Jorge Luis Borges       

sábado, 1 de octubre de 2022

EL CÍRCULO DE LA VIDA

 




                                                        Oscar Bluemner




Nadie entra en pánico cuando sabe que se va a morir: detiene el reloj y empieza un viaje hacia atrás, un regreso a sí mismo. Recupera lo vivido hasta llegar a la infancia, al pueblo donde fue niño, a la inocencia primera, funde los recuerdos en un todo, algo que además ya se suele hacer anteriormente, según edad, circunstancias personales y relación con el pasado.  
La vida es redonda.
Dijo Aristóteles que lo que es eterno es circular,  que no tiene fin porque se encuentra con el punto en que empezó para girar sin límites y sin punto de partida — solo que los seres humanos no somos eternos, somos breves y caducos, pero nuestra vida interior también gira alrededor de un epicentro,  emocional en este caso. De mayores volvemos mentalmente al principio, hasta que llega la muerte y echa el cierre al recorrido de nuestra historia.
Somos indivisibles, vivimos ininterrumpidamente y no a trozos, llevamos a cuestas todo lo que hemos sido, sin escapatoria; por mucho que hayamos querido ser distintos, al final solo somos y seremos nosotros mismos. Nada más. Podremos crecer, madurar, llegar muy lejos o no llegar a ninguna parte, ser felices o desgraciados, pero nunca apearnos para coger otro tren.
Eso sí: llegamos a recordar lo bueno con el mismo placer que hemos sentido en el momento, y lo malo sin perturbación. Curiosamente nuestra memoria es más fiel a los primeros años de la existencia, los cuales quedan grabados para siempre con esmero y precisión, mientras los que vienen después acuden al pensamiento atropellados, con lagunas y lecturas que a veces cambian mucho con el tiempo. Es raro que una historia permanezca inalterable a lo largo de toda la vida, en la mente nada es definitivo.
Al final lo único que importa, a lo que todos aspiramos, es a sentirnos bien con nosotros mismos, en paz y armonía con lo de dentro y lo de fuera.  

Advertí encantado que todo había estado simplemente oscurecido y cubierto de cenizas. Que se puede ver resplandecer y gozar las íntimas delicias de la visión infantil.
    Hermann Hesse, Demian

jueves, 1 de septiembre de 2022

POLÍTICA

 



        Leonora Carrington


Todos creemos entender de política, en realidad todos somos política porque en casi todo ella está presente, a nivel local, territorial, nacional, continental, mundial,  planetario... No hay escapatoria. Quizás por eso es el tema de conversación más recurrente entre las personas aburridas y faltas de imaginación: hablar de política cansa, es estéril, previsible, da malas vibraciones, cabrea, quita la paz interior, radicaliza, enfrenta, divide, crea bandos con la necesidad de posicionarse. Al final son casi siempre charlas monótonas que no aportan nada, más de lo mismo una y otra vez. Tenemos ya bastantes cosas que nos desgasten, pero nos encanta arreglar el mundo desde nuestro profundo conocimiento de las causas y los efectos de cada hecho puntual, con una opinión ideológicamente muy definida que por descontado es la mejor, la única, la verdadera e incuestionable. Nos sigue viniendo grande lo que ya dijo Aristóteles, que una persona educada puede entender un pensamiento distinto al suyo sin necesidad de aceptarlo.
Está comprobado que por desgracia, incluso los más expertos y sagaces solo manejan certezas a toro pasado, sobre hechos consumados, porque en el momento pocos saben a ciencia cierta por donde van a ir los tiros, y el futuro no lo controlan ni los científicos. Solo con el paso del tiempo se viene a saber quién se ha equivocado más o quién ha mentido menos...Los acontecimientos se escurren por derroteros imprevisibles, y luego las cosas se van arreglando ellas solas y poco a poco, sin otra alternativa que mucho trabajo y sufrimiento de la mayoría. Los menos enterados y carentes de sentido común son por regla general los que pretenden saberlo todo, nadie reconoce no tener una opinión clara y fundamentada sobre algo. Detrás de cada mandatario prepotente existe una gran vanidad y ambición, mezcladas con un oculto y nefasto complejo de inferioridad de alguien amargado o maltratado por la vida en algún momento. Y detrás de cada gobernante corrupto, un ambicioso compulsivo que no debería jamás llegar a tener autoridad ninguna. Por otra parte, los que dan la cara son algunas veces títeres de otros que manejan el cotarro desde la sombra, oscura y sibilinamente. Con la globalización todavía es más difícil controlar donde está el poder, nos gobiernan unos pseudo abanderados del patriotismo a los que solo les interesa lo que les conviene, en detrimento del bien común y del país al que presumen de amar tanto.
La política es desencanto y frustración, prevalece entre los ciudadanos un sentimiento desolador de abandono, de un "buenismo" interesado, de falta de autoridad y eficacia, de que no son las instituciones, enfín, las que nos van a sacar las castañas del fuego en caso de apuro; las parrafadas de los dirigentes son por regla general monólogos sordos de egos inflados que dejan de mirar alrededor y solo se escuchan a sí mismos. Y mientras tanto, las personas que podían ser más útiles, las más capacitadas y brillantes se quedan a un lado: como dice el historiador Álvaro Van den Brule," la estulticia de los incompetentes convierte un país en cementerios de inteligencias, aplastadas por la ineptitud de aquellos que solo medran en torno al poder". Indignante pero tristemente cierto en la mayoría de los casos. 

 " Experimento una aversión radical hacia la política. No es que no me interese: me repele. Levo toda mi vida huyendo de ella igual que huyo de mis relaciones con el poder". 
Liudmila Ulítskaya.

lunes, 1 de agosto de 2022

EL SEXTO SENTIDO



                             Felix Bonnet 


Estratégicamente situado en la corteza cingulada entre los dos hemisferios del cerebro, el sexto sentido reflexiona, siente, saca conclusiones y decide. Esa inteligencia intuitivo-emocional es como una brújula, una alerta, un instinto, no siempre certero pero la mejor arma de que disponemos para profundizar en nosotros mismos y disponer de recursos para enfrentarnos a las eventualidades del día a día, lidiar con la frustración, ser capaces de remar en diferentes direcciones, elegir con criterio y todo eso. Es conveniente educar y trabajar desde joven esas habilidades que enseñan a distinguir el bien del mal, lo que se puede y debe hacer de lo que entraña peligro, las personas que valen la pena y nos aportan algo de las que abusan de nuestra confianza, aquellas en las que se puede confiar, de las que solo vienen a hacer daño; quien nos quiere y quien nos utiliza; qué podemos querer y qué no querer absolutamente, evitando todo lo que sea una fuente tóxica de manipulaciones y miserias. Decidir con criterio y auto protegerse, enfín.
Si tenemos el sexto sentido apurado, dicen los expertos que somos reflexivos, conectamos bien  con la soledad, nos conocemos mejor, somos observadores y creativos, más libres de espíritu, más capacitados para asumir riesgos y ser independientes. ¡Arriba pues la inteligencia emocional y su sexto sentido, tan necesario a la hora de gestionar las situaciones y los sentimientos para que nuestra vida valga más la pena!
   
"Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama...Madurez
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas, situaciones y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo. Hoy se llama...Amor Propio
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón, y erré menos veces. Hoy descubrí que eso es...Humildad
Cuando me amé de verdad, desistí de quedarme reviviendo el pasado y preocupándome por el futuro. Ahora me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día de cada vez. Y eso se llama...Plenitud
Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene un gran y valioso aliado.
Todo eso es...Saber Vivir "
    Charles Chaplin


viernes, 1 de julio de 2022

GENTES

 





Somos ya casi ocho mil millones de personas, más las que hemos sido, todas distintas y sin embargo siempre con algo en común, aunque solo sea nuestra condición humana: cada segundo están empezando y terminando millones de vidas. Dentro de unos límites físicos de corto recorrido, los matices psicológicos son variadísimos y las combinaciones casi infinitas, como en la lotería. Se puede ser relativamente bueno o relativamente malo, noble o miserable, sincero o mentiroso, auténtico o manipulador, humilde o narcisista, amable o insensible, generoso o mezquino, solidario o ególatra, compasivo o cruel, honrado o corrupto, encantador o aburrido, profundo o superficial, positivo o pesimista, brillante o mediocre, tranquilo o nervioso, sensato o alocado, activo o vago, valiente o cobarde, ordenado o caótico, pacífico o agresivo, educado o grosero, elegante o vulgar, y así un largo etcétera de atributos aleatoriamente distribuidos y en distintos grados, por toda la raza humana desde sus albores. Nadie es un cúmulo de virtudes ni de imperfecciones, aunque a veces tan solo alguna sea suficiente para hacer del sujeto un genio o un canalla. Hay gente de todo pelaje, unos que son un dechado de cosas buenas y otros que tienen todos los ingredientes para ser intragables; quienes les gusta compartir generosamente lo que saben y los que usurpan méritos ajenos en provecho propio; son muchísimos los que necesitan aprender, leer, escuchar buena música, viajar y así, pero también los que todo lo hacen sin convicción ni provecho, tan solo para poder presumir de ello; unas personas son creativas, con mucha imaginación, y otras parece que tengan un disco duro en el cerebro y no hagan más que repetirse; hay individuos modestos y los que van de iluminados, aunque en el fondo sean unos pobres diablos que se creen lumbreras: suelen empezar sus intervenciones semi cerrando los ojos y con la coletilla "¡vamos a ver!", como quien va a arreglar el mundo y tiene la condescendencia de hablar para los tontos que tiene alrededor — pero al final algunos no son capaces ni tan siquiera de arreglar su propia vida. 
En fin, todos hacemos lo que podemos y sabemos, poco o mucho, la mayoría no somos gran cosa, lo importante es estar sanos física y moralmente y disfrutar lo que se pueda. Por lo demás, todo es relativo, dijo Cicerón que "si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenas personas". Por ejemplo...

miércoles, 1 de junio de 2022

VIVIR ES UN ARTE

 







                                                                                Lette Valeska


        
                                                                        
¿Qué controlamos de nuestra vida, hasta donde,  hasta cuando?
¿En qué debemos creer, en quién confiar, quienes merecen ser apoyados o rechazados? Sócrates ya se preguntaba qué era lo justo, qué era el bien, qué era la belleza... Todo viejas incógnitas nunca resueltas. ¿Qué somos realmente, en la inmensidad del universo?
Sabemos muy poco de nosotros mismos y de lo que nos rodea, de jóvenes nos sentimos inmortales, hace falta vivir y haber visto mucho para entender que todo es transitorio, lo bueno, lo malo y lo regular, y que a veces basta un segundo para tirar por tierra el puzle entero que vamos montando con ilusión y esfuerzo. Solo la edad y la experiencia nos hace un poco sabios humanamente, humildes, lúcidos y compasivos. 
El mundo es cada vez más complejo y confuso, hay mucha desorientación, susto, espanto con lo que está pasando y lo que vendrá después. Luego la feroz intoxicación informativa hace que ya todo pueda ser una propaganda falsa e interesada, que casi nunca se sepa a ciencia cierta donde está la verdad — aunque hay cosas que saltan a la vista por sí solas y no se pueda dudar de hechos demostrados. Conocer toda la historia es imposible incluso para los genios o para los que son realmente cultos, pero con percatarse tan solo de una pequeña parte ya resulta difícil mantener el sosiego y la salud mental. 
Sin embargo aún es posible una vida tranquila para muchos afortunados, quizás también fruto de lo que no se sabe o no se quiere saber: una cierta ignorancia no viene mal, no se puede habitar en las sensaciones incómodas y quedarse atrapado en ellas, hay que intentar vivir cada momento lo mejor que se puede. Dice San Agustín que "la felicidad es desear lo que se posee", definición magistral en pocas palabras, o como la definió Asimov, "talvez sea no sentir que debes estar en otro lado, haciendo otra cosa, siendo alguien más". Talvez.
Lo cierto es que entre lo que da paz y lo que la quita, entre la belleza y la feúra, la buena suerte y el infortunio, entre la fuerza de la mente y la impotencia, somos como navegantes en un mar donde en cualquier momento los vientos se vuelven huracanados, impotentes en medio de lo que pasa y no pasa, de lo que se quiere y no se puede o lo que se puede y no se quiere . Aprendemos a ganar y a perder, el espíritu se fortalece esperando lo inesperado y aceptándolo de antemano, crecemos cuando utilizamos nuestra capacidad de adaptación al infortunio. No siempre lo mejor es lo más fácil o anhelado. Hay que saber desistir de antemano de lo que no dependa de nosotros. Vivir es un arte.

El coraje no es la ausencia de miedo, pero el triunfo sobre él.
    Nelson Mandela

 

domingo, 1 de mayo de 2022

LA PARANOIA DEL PODER Y LA GLORIA

 




                                                                      óleo de Kasimierz Stabrowski





Amoral. Cuando el que tiene el mando aprovecha para amasar una fortuna indecente, con la connivencia de los que miran hacia otro lado por interés propio.
Aberrante. Hacer ostentación de esos lujos superfluos y horteras sabiendo que hay mucha gente que se mata a trabajar y no tiene ni para comer. 
Escandaloso. El Poder al alcance de psicópatas egocéntricos, tiranos, dictadores, mesiánicos, mafiosos y crueles. Algunos consiguen gran apoyo gracias a un lavado de cerebro salvaje que impide formular opiniones contrarias: también en el pasado líderes totalitarios de nefasta memoria han tenido enorme respaldo. 
Desmoralizador. La confianza de los ciudadanos se derrumba con los escándalos de corrupción de los que gobiernan y quieren gobernar, que se atacan mutuamente sin respeto ni elegancia moral, como si la receta para una convivencia en paz estuviese en el pensamiento único. Como dice Caroline Emcke "no hay que ser tolerante con la intolerancia", cuando se respira en la sociedad una polarización asfixiante e incontrolada y el odio y los deseos de revancha se extienden como mancha de aceite, impulsados por la falta de cultura, la envidia, la ambición, el egoísmo. Considerar malvado al que piensa diferente es lanzarse al despeñadero de una convivencia tribal.
Terrorífico. La Tierra agoniza, superpoblada, anegada en basura, plásticos y tóxicos de todo tipo, por tierra, mar y aire. No hay escapatoria.
A todo esto el petróleo se agotará, tiene fecha de caducidad como todos los materiales fósiles de hace miles de millones de años. Los vamos extrayendo como buitres hasta agotarlos, lo que va motivar serios conflictos internacionales y globales, con proyecciones a la futura escasez. La incapacidad de los políticos de turno para tomar medidas drásticas y efectivas llevará nuestro mundo al garete. 
INAPLAZABLE. Un solo individuo no puede, no debe tener en sus manos un poder desmedido, con la escandalosa capacidad para decidir personalmente algo que nos afecte a todos. Hacen falta controles múltiples y efectivos, comités, consejos, juntas, delegaciones, pactos de Estados, grandes consensos, que unidos se luche por un planeta sostenible: organismos constituidos por las cabezas más dotadas, expertas, sabias, iluminadas, sensatas, prudentes, pacifistas, honradas, solidarias, emocionalmente estables. ¡Las mejores! Lo triste es que esa gente, que felizmente aun existe, no aparece, no interesa, hace sombra a los mediocres necesitados de auto bombo, unos paranoicos del poder y la gloria.
Y mientras el tiempo se va agotando.

"Nunca ha estado tan claro que para resolver los grandes problemas es necesario que las personas trabajen juntas más allá de las fronteras y los sectores."  Bill Gates   


viernes, 1 de abril de 2022

PEQUEÑAS ALEGRÍAS

             Henri Matisse

No surge una auténtica felicidad donde no hubo antes alguna desdicha, y más allá de estos sentimientos alternativos, somos lo que va quedando de nosotros. Como supervivientes sentimos, resistimos, cambiamos y evolucionamos mientras las contrariedades y negruras de la vida van y vienen, aparecen y desaparecen, aunque alguna pueda ser de por vida. Nos acostumbramos a casi todo, y si nos cansamos de sufrir el corazón  nos da una tregua, como mecanismo de defensa abre una pequeña ventana a un mundo amable que alivia y reconforta: de súbito, por sorpresa, se disipan las penas y nos invade una magnífica sensación de paz y bienestar como resultado de la más mínima cosa, un simple gesto amable, una palabra, el trino de un pájaro, una flor, un rayo de sol, un café caliente en medio del frío, un bizcocho recién hecho en medio del hambre, unas pantuflas mullidas en medio del desamparo. En cualquier momento y situación nos llega muy dentro una melodía, un recuerdo especial, una ducha, unas gotas de lluvia a través de los cristales. Un niño, un amigo, un perro. De pronto una gran paz y contento nos arropa y reconforta, a lo mejor venido de atrás, de esa infancia plenamente feliz que tenemos grabada en la caja fuerte de la memoria. 
De repente. Sin previo aviso, por tiempo indeterminado, todo dentro del alma vuelve a estar en su sitio.

Luego un tranquilo, solemne
placer penetrará
En lo más íntimo de tu mente;
En esa delicada aura tu
espíritu sentirá
Una nueva y silenciosa
suavidad.
       Charlotte Brontë    
                                                           

viernes, 11 de marzo de 2022

martes, 1 de marzo de 2022

EL HOMBRE TRANQUILO

 



                                                                  óleo de Abraham Neumann



 "El hombre demuestra su carácter en el mundo en como lidia con las banalidades" Séneca 

Es un hombre tranquilo, poco intenso y poco sentimental, introvertido, sin necesidad alguna de impresionar, convencer, defenderse o demostrar nada. Nunca se queja ni habla de sí mismo, no se da la menor importancia, pasa completamente de las apariencias, de la ropa o de cualquier fruslería. No se ama ni se detesta, simplemente se resulta indiferente, y sin complejos de ninguna clase relativiza y mira todo desde una cierta distancia y con una cierta sorna. Jamás halaga pero tampoco ofende, ataca o amenaza, atrincherado en una torre de estabilidad emocional sin altibajos ni fisuras, donde permanece lúcido, coherente y noble, con "las manos limpias y el alma buena" como el tango. 
Hasta los cuarenta años bebió como un cosaco y ha fumado tres paquetes diarios hasta que hace poco lo pagó caro (nunca había estado enfermo). Ahora solo le gusta la comida y pasear en bici, además de consumir informática por un tubo y escuchar buena música, como toda la vida. Sigue interesándose por la historia, geografía, literatura, cine, política, ciencias exactas y así, apartado hace años de otras aficiones como la fotografía, el tiro, la náutica, la pesca, el submarinismo, el campismo, el motociclismo, la filatelia, la ajedrez (electrónica) o las manualidades. Cuando hace falta es un buen mecánico, electricista o fontanero, además de jardinero a tiempo completo y hombre de los recados...
Ha sacado alguna vez el título de patrón de embarcaciones de recreo y coleccionado, además de libros con las temáticas más diversas, discos de vinilo, después casetes y por último CD´s, herramientas (a tope), pipas, máquinas fotográficas, relojes, cañas de pescar y una buena escopeta. Siempre con curiosidad e intereses variados, fue consumidor compulsivo en el pasado, que jamás se aburre en soledad.
Tener al lado un compañero así es un privilegio, pues además de desinteresado y servicial, está siempre presente desde su ausencia, a su lado como que sientes seguridad y apoyo. Y te desintoxicas de palabras. 
"Un vividor que no encuentra acomodo en la realidad", como Luis Landero...
                                                         

martes, 1 de febrero de 2022

LAS CLASES SOCIALES

 

                                                                                      Jack Vettriano


Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. 
D. Quijote de la Mancha                           


De niños nos sentimos todos iguales, hasta que llega un momento aciago en que se nos comunica cual es nuestro lugar en el mundo: entonces cambian las tornas y cada uno tendrá que enfrentarse con sus armas a la lucha por la supervivencia, algunos entre algodones y otros siempre cuesta arriba, donde cada paso será una fatiga y un sufrir.
Cuanto más inculto y decadente es el país, peores son las expectativas para la mayoría: ya el gran Confucio sentenció, allá en la China de hace unos 2500 años, que "donde había educación no había distinción de clases". Es aberrante que la cuna determine las oportunidades y que la estratificación social sea tan rígida. Los salarios debían depender de los beneficios generados a la comunidad y el valor de las mercancías de la cantidad de tiempo y esfuerzo que hacen falta para su producción. Las únicas fuentes de riqueza, las que nos han traído hasta donde estamos, son el trabajo, la valía intelectual, el talento, la ciencia, la ética, la solidaridad, la voluntad de avanzar juntos. Por el contrario la ignorancia, el odio o el consumismo salvaje no nos engrandecen, ni a nosotros ni al mundo en que vivimos. La vergonzosa apología mediática de los bienes materiales en detrimento de la cultura conduce por caminos equivocados y peligrosos, mientras la explotación de un proletariado desprovisto de oportunidades pedagógicas produce un aborregamiento y un riesgo de manipulación terroríficos. Así mismo la ineptitud de los políticos, su abuso de poder y corrupción, han sido y seguirán siendo una de las causas fundamentales de grandes miserias y catástrofes. 
El economista Schumpeter (1883-1950) concibió un socialismo que emergería después de que el capitalismo pereciera: lo que entonces era una utopía debía ser posible hoy, con una renta básica universal, una jornada laboral de 15 horas para todos, unas leyes igualitarias y un materialismo sostenible. 
Se está percibiendo un escenario tan preocupante, la crisis planetaria es de tal magnitud, las heridas son tan profundas, que lleva muchos ancianos, según caso, claro, a pensar que les tocó vivir la época dorada de la Historia, o que, como dijo alguien, "antiguamente el futuro era mejor". 


sábado, 1 de enero de 2022

PASA LA VIDA







                                                          Edvard Munch



Con la edad vamos entendiendo el valor real de las cosas, las vividas, las aprendidas, las simplemente observadas, las que no son lo que parecen y así. Se va ganando algunas veces, no siempre, una sabiduría especial que solo es posible con el tiempo y que ayuda a interpretar un poco mejor el mundo y uno mismo, aunque conocerse a fondo es difícil, casi imposible; seguramente no se consigue nunca, lo que quizás sea preferible... 
Con los años alcanzamos a saber con un poco más de claridad lo que queremos y lo que no queremos absolutamente, y eso cambia mucho las perspectivas, porque como dijo Séneca "el hombre feliz es artesano de su propia vida". 
Cuando llega la vejez pueden empezar a gustarnos cosas tan subestimadas como las rutinas, siempre que amables y deseadas, elegidas voluntariamente desde el sosiego y el esmero. Se descubre que son gratificantes ciertos hábitos casi monacales, un entorno plácidamente sosegado en buena compañía, una casa con vistas, a ser posible con jardín, plantas, pájaros, mucho verde, el mar cerca y el cielo siempre allí, día y noche, inmensamente azul o vestido de nubes, de sol, de luna o de estrellas. Puede que de repente los convencionalismos, el consumo superfluo y el mundanal ruido dejen de tener importancia y que lo prioritario sea tener salud, hacer ejercicio físico con constancia y disciplina, comer sano y muy, muy rico, escuchar buena música o hacer rompecabezas creativos... Eso sí, como gracias a la inestimable ayuda de internet estamos abiertos al mundo entero, podemos disfrutar del mejor cine de todos los tiempos, contactar con los amigos por whatsapp o pasar horas al teléfono, escribir, leer lo que queremos leer, navegando por las aguas tranquilas de la monotonía sin complicaciones ni premuras, con los mismos sonidos, los mismos silencios y la misma tranquilidad, fuera y dentro. Saber lo que viene a continuación sosiega el espíritu, aporta estabilidad emocional en los tiempos extraños de la decadencia física, añadidos con epidemias mundiales e incertidumbres cada vez más inquietantes. Reencontrarse cada mañana con la familiaridad inalterada de lo cotidiano hace más habitables los días, reduce la ansiedad, nos reconstruye, nos vuelve más espirituales y auténticos. Querernos y mimarnos, (¡nadie nos va a querer más que nosotros mismos!), cambiar el miedo al caos por la resignación y la esperanza, lleva a ese lugar apetecible a que se refiere el Dalai Lama: 
"Se llama calma y me costó muchas tormentas".