viernes, 1 de abril de 2022

PEQUEÑAS ALEGRÍAS

             Henri Matisse

No surge una auténtica felicidad donde no hubo antes alguna desdicha, y más allá de estos sentimientos alternativos, somos lo que va quedando de nosotros. Como supervivientes sentimos, resistimos, cambiamos y evolucionamos mientras las contrariedades y negruras de la vida van y vienen, aparecen y desaparecen, aunque alguna pueda ser de por vida. Nos acostumbramos a casi todo, y si nos cansamos de sufrir el corazón  nos da una tregua, como mecanismo de defensa abre una pequeña ventana a un mundo amable que alivia y reconforta: de súbito, por sorpresa, se disipan las penas y nos invade una magnífica sensación de paz y bienestar como resultado de la más mínima cosa, un simple gesto amable, una palabra, el trino de un pájaro, una flor, un rayo de sol, un café caliente en medio del frío, un bizcocho recién hecho en medio del hambre, unas pantuflas mullidas en medio del desamparo. En cualquier momento y situación nos llega muy dentro una melodía, un recuerdo especial, una ducha, unas gotas de lluvia a través de los cristales. Un niño, un amigo, un perro. De pronto una gran paz y contento nos arropa y reconforta, a lo mejor venido de atrás, de esa infancia plenamente feliz que tenemos grabada en la caja fuerte de la memoria. 
De repente. Sin previo aviso, por tiempo indeterminado, todo dentro del alma vuelve a estar en su sitio.

Luego un tranquilo, solemne
placer penetrará
En lo más íntimo de tu mente;
En esa delicada aura tu
espíritu sentirá
Una nueva y silenciosa
suavidad.
       Charlotte Brontë