domingo, 22 de octubre de 2017

CATALUÑA, CATALUNYA, CATALONHA




obra de Salvador Dalí



Cuando hay una profunda crisis a cualquier nivel — una relación sentimental, unos valores, una ideología, un país —  o salta todo por los aires o las cosas solo pueden ir a mejor: después de un análisis profundo, doloroso, lleno de incertidumbres, siempre se sacan conclusiones importantes para corregir errores. De todo se aprende. A grandes males, grandes remedios. 
Con la movida catalana nos están quedando claros algunos conceptos que tenemos la mala costumbre de obviar, como que es conveniente que los momentos cruciales de la Historia nos pillen con gobernantes honrados, sin complejos y sin los flancos al descubierto, respetados, carismáticos e inteligentes a ser posible; que usar y abusar del victimismo como argumento ante los que no han estado ahí, es una cobarde manipulación de quién no dispone de armas más sólidas y razones más convincentes; que los políticos que en tiempos de vacas flacas ofrecen gran prosperidad y recuerdan en permanencia que otros están robando, tienen el éxito asegurado a corto plazo, ya que la mentira e intoxicación repetidas mil veces con descaro y habilidad se convierten en verdad incontestable; que los lobos con piel de cordero son los más peligrosos y dañinos; que los gobiernos anti natura aglutinando gente de todos los colores, desde la derecha más rancia a la izquierda anti sistema, son una estafa a la democracia y a los que hayan votado a cada cual; que cuando se enarbolan banderas casi siempre es contra algo y contra alguien; que no hay que olvidar que los países que opinan oficialmente sobre el nuestro, lo hacen desde las contingencias geográficas y políticas que les ataña y que a la postre les importa más bien poco el progreso de España, de Cataluña o viceversa, tanto monta, monta tanto. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

FEDERICO GARCÍA LORCA







obra de Camille Bombois




Todo escritor refleja los tiempos que vive y sufre, y los de Lorca han sido bien difíciles y oscuros. Peces, jazmines, rosas, lirios, cuchillos, lunas y muchos símbolos más, vienen a sustituir un mundo interior que no podía aflorarle, un periplo existencial que le define los pasos y la inspiración.  Detrás de toda su obra hay una urgencia de alegrías y amores, hay soledades, frustraciones, sueños prohibidos, una inocencia imposible en el infierno de ángel caído: "comprensión total de la carne mínima del mundo".
Es el miedo a sí mismo, a su yo más verdadero, el que le dibuja silencios e inventa contentamientos

                Me he perdido muchas veces en el mar.
                Ignorante del agua voy buscando
                una muerte de luz que me consuma.
                      (Gacela de la Huida)

Las mismas cosas por las que siente pasión le pesan y le duelen, desearía amar en plenitud, darse, fundirse con la belleza universal que le está vedada: "Mis mares interiores se quedaron sin playas" (Ritmo de otoño).
Los tiempos inquietantes y peligrosos de la pre guerra civil donde una falsa moral va imponiendo su ley y fracturando la sociedad,  convierten en dramática la vida del autor de El Romancero Gitano, esa obra cumbre de la lírica española. 
"Soy un pulso herido que sonda las cosas del otro lado" — el otro lado de las cosas es ese abismo insondable donde buscamos sin encontrar, cuando nos perdemos de nosotros mismos, un sentido definitivo para la vida: demasiado esfuerzo, todo a medias, realidades, apariencias, un permanente equilibrio inestable entre ser y fingir, en alguien que aspiró a "morir viviendo, no vivir muriendo" (carta a M. Fernandez Almagro).

                                La rosa
                  no buscaba ni ciencia ni sombra:      
                      Confín de carne y sueño
                         buscaba otra cosa.
                       (Casida de La Rosa)

Si sustituimos rosa por yo, tenemos una síntesis biográfica del grandísimo escritor, poeta, músico y dibujante.
Todo tan cerca y tan imposible, tan bello y tan dificil

                      Noche de cuatro lunas
                           y un solo árbol

Cuando, con solo 38 años, en la flor de la vida, lo metieron en un camión como a ganado, cuando vinieron los carniceros y le pegaron un tiro en las entrañas, él ya se había marchado de allí, para ellos quedaba apenas un cuerpo sin alma, porque el espíritu indomable de Federico García Lorca ya había levantado vuelo hacia la inmortalidad.