martes, 28 de agosto de 2012

sábado, 25 de agosto de 2012

CUENTO DEL CENICIENTO








Érase un muchacho tan desgraciado que daba pena mirarlo. Su viuda madre se había vuelto a casar con un hombre cruel que le maltrataba  igual que sus tres forzudos hijos, sin que a su progenitora pareciese importarle, pues la mujer pasaba todo el santo día de picos pardos por ahí.
Al pobre infeliz le tocaban todos los trabajos pesados de la casa y de la tienda, fregaba, limpiaba, planchaba, guisaba, repasaba la ropa, todo lo tenía que hacer él solo sin la ayuda de nadie, y encima los hermanastros le despreciaban y se mofaban porque era poquita cosa, delgaducho y pálido por falta de sol, siempre sucio y desarrapado. Ellos sin embargo lucían ufanos cuerpos de gimnasio y de rayos UVA, depilaban todos los pelos de su cuerpo, que no eran pocos, nutrían toda la piel a base de potingues y la tapaban después con ropas de marca, dejando allá por donde pasaban un rastro de suave fragancia de embriagadora sofisticación. 
He aquí que un buen día llegó a la ciudad para dar un Concierto nada menos que la Reina del Pop, el ídolo de aquél pobre chaval, que olvidaba las penas y su triste destino cada vez que la escuchaba, ¡siendo entonces capaz hasta de soñar!
Cuando vio los tres gerifaltes salir todos acicalados para ver a la mujer que él más admiraba en el mundo, miró su triste imagen quijotesca, patética, y alzando los ojos llorosos al cielo oscuro le pidió a su padre, la única persona que le había querido, que le llevase con él porque la esmerada educación que le había propiciado no servía más que para añadir dolor a la que ya tenía que soportar todos los días de su vida.
En esto tocaran a la puerta y era un apuesto caballero flaco como él pero elegantísimo, un metrosexual de esos que son lo último en tendencias  (¡¿o lo penúltimo?!). El caso es que era un hermano de su difunto padre llegado de las Américas y que al verlo en aquél estado tan lamentable se quedó de una pieza. 
"Tu vas a ir a esa fiesta, ¡por estas!, dijo besando el pulgar derecho lleno de rabia.
El chico se puso la ropa de su tío, que le sentaba como un guante, después de asearse y lavar ese pelo de poeta con unas ondas naturales que le caían sobre el cogote, dándole un aire de no sé qué muy atractivo, entre romántico sentimental y galán distraído pero sensible. 
El tío de América le despidió en calzoncillos rogándole, eso sí, que volviese sin falta a las doce en punto, pues tenía una cita irrevocable.

El resto de la historia es como la contó Charles Perrault hace más de 300 años, con los cambios inevitables por el paso del tiempo. De hecho fué la Reina del Pop la que se quedó colgada del muchacho (además del chute de heroína que se había pegado antes de la actuación); la hipnotizó aquél dulce mirar y esa voz tan melódica con que le dijo un "te querré siempre" que la dejó en el limbo, a ella que solo se sentía querida por narcisos a quien lo que de verdad les gustaba era su fama y su pasta. 
"Tráemelo como sea —  le dijo a su representanta con la mirada perdida, agarrada al zapato que se le cayera del pie derecho al chico (le venían un pelín grandes) — "sé que si no vuelvo a verlo habré perdido mi último tren y ya nunca más seré feliz".
Ella lo encontró, porque en los cuentos los buenos siempre son recompensados y terminan disfrutando de la felicidad que se merecen.
El Ceniciento se hizo un maravilloso compositor de las canciones de su amada, y creo que siguen juntos, lo que no está nada mal —  en el siglo XXI.

Y COLORÍN COLORADO, ESTE CUENTO SE HA ACABADO.



martes, 21 de agosto de 2012

domingo, 19 de agosto de 2012

MI PRIMO





litografía de Richard Franklin



Hay personas que son seductoras de condición, de por vida y en todas las circunstancias, es un don de nacimiento que se tiene o no se tiene, un no sé qué imposible de adquirir a ningún precio — una forma de ser y de estar, además de un físico agraciado, una voz, una mirada, una cierta cadencia, una cierta sonrisa, una elegancia natural, una conversación, un algo enfín que siempre se lleva puesto como una segunda piel, tanto si uno se enfrenta a un gran triunfo, a un problema gordísimo o si sencillamente se levanta para ir al baño. Es un magnetismo, una elegancia total y sin embargo distraída, casual, pero que casualmente siempre habita donde la vulgaridad no tiene cabida.
Mi primo tenía eso, tenía clase, era agradable y sensible, se "quedaba" con la gente, (como Mário Conde, que ex-ladrón encarcelado se quiere presentar ahora a Presidente del Gobierno con el mismo glamour que gastó en la trena, donde se convirtió en héroe y referente entre los presos, sin cabrearse nunca ni dar lecciones apuntando con el dedo).
Hay quién escribe novelas, hay quién lee novelas y hay quién es el protagonista de su propia historia, intensa, apasionante: porque puede y porque quiere dedicarse exclusivamente a vivir.
Mi primo me quería como a la hermana que no tuvo y yo albergaba dentro de mí esa devoción que se siente por quién en el fondo se admira, pese a saber que él no era lo que se suele considerar una persona sensata. Me lo contaba todo, lo de sus esposas, cuatro, lo de sus amantes (se enamoró de la mujer del jefe y amigo íntimo, echando así a perder un futuro profesional que podía haber sido brillante). En el fondo era romántico.
Con sesenta años, pre jubilado con una pensión de miseria y las manos vacías, tocó a la puerta de mi tía la soltera, guardiana de la casa de mis abuelos en un pueblo pequeño donde yo no era capaz de imaginarlo viviendo ni una semana. Metió la buena mujer, que le idolatraba, en una residencia de ancianos, desempolvó antigüedades, y con los ahorros que encontró bajo el colchón hizo de la casa un lugar único, entre museo y de revista de decoración, elegante y cálida, con el jardín renovado y lleno de plantas hermosas.
Cuando me avisaran de que había muerto en un accidente de coche, necesité ir a comprobar personalmente la noticia corriendo 1000 kms para poder asumir la realidad de que mi primo ya no volvería a estar nunca más en sitio ninguno.
Al llegar al pueblo había dos muertos en diferentes capillas, en una estábamos media docena de personas, con mi tía desolada que empezó a morir de pena ese fatídico día. En la otra estaba ella, su última historia, acompañada de todo el pueblo, menos algunos que no le perdonaran que hubiese perdido la cabeza por un hombre nada más morir el suyo, dueño de un gran supermercado en el pueblo que la dejó nadando en la abundancia. Para más inri el accidente ocurrió el día justo en que se cumplía un año que quedara viuda, lo que alimentó muchas elucubraciones entre los más supersticiosos. 
Mi primo murió bien, como vivió, sin el mínimo sufrimiento y a bordo de un deportivo descapotable con una mujer al lado que loca de un amor otoñal, acababa de hacerle ese regalo. Parecía dormido, sosegado y romántico, con esa pequeña brecha en la frente de donde de vez en cuando caía una gota de sangre muy roja a un pañuelo blanco de encajes bordado por mi abuela.
A la hora de cerrar la capilla para irnos a descansar, otro primo mío, este del pueblo de toda la vida, muy rico y sin complicaciones, que por cierto el otro siempre ignoró por poca cosa, me enseñó un espray que iba a usar, porque entre la calor y la olor a sangre fresca temía lo peor.
No me quedé para el funeral, por lo que le miré por última vez antes de dejar la capilla, tan guapo y elegante como siempre. Se fue sin asistir a su propia decadencia, pero a mí me ha tocado vivir la escena kafkiana de ver a mi primo el simple fumigando con anti hormigas a mi primo el divino y bajar llena de rabia aquella calle estrecha y empinada, triste y oscura como un trozo de mi alma donde aquella noche se apagó otra luz.




sábado, 11 de agosto de 2012

EL BOSÓN DE HIGGS Y LA LLEGADA A MARTE





litografía de M. C. Escher



Plena ola de calor en pleno Agosto. El café de siempre al fin del día en la explanada a rebosar de gente, unos hablando a voces, otros mirando un portátil o pulsando convulsivamente un iPod: muchos, en los que me incluyo, nunca alcanzaremos a saber como demonios funcionan estos cacharros, qué es el bosón de Higgs, como se llega a Marte, como y porqué hay cosas que nos curan y otras que nos matan, etc. etc.
Cada uno de nosotros está en el escalón de la vida en que le tocó estar, vivimos, consumimos, amamos, reímos, sufrimos y un día se nos acaba la cosa
C´est tout.
Y sin embargo y sin ir más lejos, el pasado 4 de julio CERN nos presentó la ya llamada partícula de Dios, carentes solo de unos pocos datos para confirmar que el bosón de Higgs es lo que se estaba buscando, el acercamiento definitivo al principio de la materia a través de la física de partículas. También descubrieron otro bosón con propiedades compatibles, "con una masa de vida media igual a una parte de diez mil trillones de un segundo" !!!!!)
Por otro lado los hombres, algunos, claro está, acaban de dejar caer en Marte un vehículo no tripulado, lo que no pareció emocionarnos más a la masa que una medalla en los Juegos Olímpicos o algo así, como por ejemplo lo impresentable que puede llegar a ser alguien metido o metida a político o a política...
Pienso en el siglo XXX o en el XL, lo mismo da, en como será esta bahía, en como serán las personas que llevarán nuestro ADN : ¿ muy altos y muy guapos todos, sin gente sobrante, en un mundo limpio y perfecto funcionando como un reloj suizo, o al revés, estará todo patas arriba con una vida caótica de regreso a la Edad de la Piedra como diagnosticó Einstein?
Me deslumbro una vez más con el fuego del Sol derramado sobre el poniente mientras tomo el café de siempre al fin del día en la explanada a rebosar de gente y me pregunto si alguna vez dejaremos de ser tan pequeños.
Para animarme recito los versos de Neruda  "me voy mañana, me está esperando en todas partes la Primavera".



pintura de Javier Haegar Soto





martes, 7 de agosto de 2012

domingo, 5 de agosto de 2012

¿ LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO?




óleo de Jose Manuel Merello






La oferta cultural de la Red hace que haya más interés y curiosidad, estamos en el umbral de un mundo nuevo que implica transformaciones sociales, personales, emotivas e incluso en nuestros cerebros (!) a medio plazo.
Hemos entrado sin apenas percatarnos en un juego con nuevas reglas, más libre y abierto, donde cabe todo, la sabiduría, el arte, la disidencia, las redes de millones de amigos de todo el planeta, y donde cabe también lo más oscuro del ser humano.
Cada uno va encontrando su propia ruta en el océano del conocimiento que navega por Internet, no hay que quedarse con el mal gusto o la mediocridad: se trata de un lugar inmenso donde la inteligencia, la belleza o la bondad tienen las mismas oportunidades que lo mezquino y lo turbio. El reto está ahí, propiciando un florecimiento cultural sin precedentes —  todos podemos publicar cosas para que venga otro mortal y nos permita influenciarlo o nos ignore. Es en muchos aspectos "la hora de la verdad", y los gigantes no tienen porqué sentirse más altos criticando a los enanos, sino al revés, como siempre ha sido.
Si el espectáculo atrae a casi todos, no puede ser tan mala "la civilización del espectáculo", ni ilegítimo querer divertirse y pasarlo lo mejor posible en esta vida, la única que tenemos, adonde nadie pidió para entrar. 
¡Nunca podrán ser mejores tiempos los del analfabetismo masivo!
Las civilizaciones no son procesos acabados, siempre hay algo que está terminando y algo empezando, a todos los niveles culturales, incluyendo el de los que aún van con taparrabos en el Amazonas profundo. Tenemos ahora mismo un puñado de genios fuera de lo normal y una cultura en ebullición que se niega a repetir lo que ya no se puede superar: ¡miremos a la luz en vez de a las sombras!
Siempre hubo y habrá los que solo desean pleitesía y otros que ofrecen libertad, ideas que enriquecen y otras que intoxican, pero luego la Historia añade a su curso apenas lo que debe ser contado.

 "No hay ser humano que se libere del temor si no se atreve a mirar cara a cara el lugar que de verdad ocupa en el mundo y no se aviene a reconocer su propia pequeñez". ( Bertrand Russell)


fresco de Masaccio ( fragmento)