lunes, 1 de mayo de 2023

EL PASADO NI SE TOCA NI SE OLVIDA

                                                                                   
                                                              
                              
El Greco


Hay quien se engaña a sí mismo inventándose una vida, lo que no deja de ser cuestionable aunque legítimo siempre que no se perjudique a terceros. Lo que ocurre es que conviene acordarnos de los golpes, reflexionar sobre los errores para no repetirlos y aprender a interpretar lo que nos pasa con sabiduría, en lugar de con victimismo e inmadurez. La memoria es por naturaleza selectiva y protectora, pero conviene no olvidar nunca quien somos ni de donde venimos, aceptando con entereza que la existencia es una urdimbre compleja de bondades y miserias. Por algo los psicólogos hurgan en lo que nos pasó para poder explicar lo que nos pasa, buscando en el hilo ininterrumpido de nuestra condición ese nexo ineludible entre el ayer y el hoy. "La vida tiene que ser vivida hacia delante, pero para entenderla hay que mirar hacia atrás" (Kierkegaard).
Cuando lo que se pretende cambiar es la Historia, la que es de todos y de ninguno, interpretarla según ideologías o intereses espurios y reescribirla sustituyendo razones por fanatismos, entonces se  cruzan todas las líneas rojas de la falsedad y la desfachatez. La distancia que da el paso del tiempo solo debe servir para arrojar luz, tanto a lo que ocurrió realmente como a sus consecuencias, no para acallar hechos incómodos mientras se tiende el dedo acusador en juicios interesados: la verdad es sagrada, tan miserable es querer edulcorarla como mancharla. Por desgracia el rigor nunca puede llegar a ser total, por el camino se van quedando cosas que no se sabrán jamás, admirables unas y repulsivas otras. Si a eso le añadimos un muro voluntario de olvido, desmemoria y engaños  oportunistas, salimos todos estafados
Según quien es el narrador cambian los héroes y los villanos, con la mayoría de la gente queriendo sentirse del "lado correcto de la Historia", es decir, el de la "verdad oficial". 
Desde nuestra ignorancia arrogante olvidamos que no somos nada, que sea del lado que sea, lo debemos absolutamente todo a unos pocos, que son a los que menos relevancia solemos dar. Hacen falta mentes muy lúcidas y brillantes para cada paso que se avanza.
Tampoco se puede mirar el ayer con los ojos del hoy, lo que aconteció no es adaptable a la mentalidad vigente, y a quien no le guste el cuento de La Caperucita que lo respete y escriba uno a su gusto, si es capaz. 
Solo la actualidad es susceptible de cambios, para intentar mejorarla, y con leyes como forma de ética imprescindible. Y que los políticos sean honrados y capaces de un diálogo civilizado y fructífero, dispuestos a entenderse por el bien común. 
Y que en las redes sociales demagogos henchidos de odio y soberbia no sean tan aburridos, previsibles y narcisos, ni pretendan sentar cátedra sobre lo que no saben a fondo — ni ellos ni casi nadie.

 "Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia". José Saramago