martes, 1 de agosto de 2023

CHARLOTTE SALOMON

 















Cuando se habla de algo o alguien destacados, ya no es interesante ni aconsejable aportar datos exhaustivos, basta con sugerir, despertar la curiosidad con algunas pinceladas. Luego quien quiera saber más va a internet y lo encuentra todo, por veces hasta la saturación...
Cada vida es una historia con principio y final, como en las novelas. La de Charlotte Salomon es de tragedia griega, una persona con casi todo en contra pero dueña de una voluntad inquebrantable,  que capeaba con gran valor sus fantasmas, investidas de la desdicha, soledades, acosos y derribos.
El día en que la abuela se tiró de la ventana de un tercer piso delante de ella, estando escondidos ya en el sur de Francia por la terrible persecución nazi  que estaban soportando por ser judíos, se entera por el abuelo que casi todas las mujeres de su familia materna se han suicidado: la madre se había quitado la vida de la misma forma que la abuela, cuando ella tenía tan solo nueve años. Mientras esto ocurre, su padre y madrastra, a los que adoraba, ya están huidos en Holanda y no volverá a poder abrazarlos.
Luchando contra el pavor a una enfermedad mental genética y al nazismo cada vez más extendido y más cruel, desafía las fuerzas destructivas que la persiguen entregándose a la creación artística obsesivamente y con enorme entereza moral. En el plazo de dos años, de 1940 a 1942, se preocupa y ocupa y en dar alas a la mente escribiendo y sobre todo pintando una valiosa obra, a veces con sugerencias teatrales y musicales que muchos consideran la antesala de la novela gráfica. No falta ni el humor ni la alegría y el entusiasmo; emplea seudónimos festivos y elementos fantásticos, aliados a una estremecedora sinceridad emocional y un profundo conocimiento de la condición humana. Combina con sutileza realidad y ficción, vida y sueño, vida y deseo, vida y asombro, vida y utopía. La titula "Leben? Oder Theater?" ("¿Vida? o ¿Teatro?"), y la entrega de imprevisto a un gran amigo médico, rogándole que la guarde celosamente, que "es su único tesoro". Justo unos días después es detenida por la Gestapo, delatada por una vecina francesa colaboracionista. 
Se había casado hace poco con Alexander Nagler y estaba embarazada de cinco meses.
El marido confiesa voluntariamente su condición de judío para poder acompañarla. 
Y así llegan juntos a Auschwitz, hacinados en un tren como ganado. Como no valía para trabajar por su avanzado estado de gestación, esa misma noche la meten en la cámara de gas.
Tenía 26 años y una intensísima vida a sus espaldas, hecha de talento, entusiasmo, amor y dolor.
Aterra pensar que no tiene límites la miseria moral a que pueden llegar algunas personas.

"La guerra seguía con furia. Me senté junto al mar y miré profundamente en el corazón de la humanidad". Charlotte Salomon