lunes, 2 de agosto de 2021

NEGACIONISMOS

 

                                                   obra de Heinrich Hoerle


En las Pirámides de Egipto ya existen grabaciones donde los ancianos se quejan de la juventud, igual que hacen los grandes pensadores del período greco-romano y así hasta nuestro días. Hay una brecha generacional en todos los tiempos y circunstancias, y sin embargo la savia nueva es la que generalmente mueve los hilos de nuestra evolución y nos hace avanzar, con rebeldía y brillantez, enfrentándose a la ignorancia de déspotas sabihondos y corruptos. También es un hecho de que no todos los jóvenes son sanos y valen la pena, muchos eligen caminos alfombrados de oscuridad y miseria.  
Ahora tenemos las redes sociales, para todas las edades y todos los colores, "instrumento eficasísimo de odio, mentira, discordia y polarización política, capaz de desestabilizar las democracias más sólidas" (Javier Cercas). No hay nadie que no pueda proyectar en ellas su alargada sombra, buena, regular o mala malísima, con hordas de seguidores y pelotas tan analfabetos y atrevidos como los que ponen en circulación toda clase de despropósitos, sedientos de protagonismo, saltándose a la torera el inmenso y respetable cúmulo de investigación y ciencia. Cuando no se sabe distinguir una opinión de un hecho contrastado, cuando se persiguen fines oscuros y dañinos, la sociedad se vuelve cada día un poco más pobre, estúpida, inculta y permisiva. Los manipuladores a gran escala pretenden convertir el mundo en una especie de parvulario cósmicoun incendiario campo minado de ignorancia y crueldad, todo ello jaleado por una ola de oportunistas cobardes. Mostrarse un experto en lo que sea es gratis en internet, está al alcance de todo fanfarrón. Kruger y Dunming estudiaron un efecto cognitivo según el cual los sujetos incompetentes se sobrestiman, mientras que los altamente competentes son humildes y se infravaloran. O sea, "cuanto más tonto eres, más estupendo te encuentras", como dice Rosa Montero. 
A alguna generación le tocará sanear el planeta podrido y corrompido por una humanidad enferma,  inventar un mundo nuevo, ¡sí aún llegan a tiempo!  Para tan sublime y urgente empresa no hay que contar con la gente como la que hoy niega el cambio climático, el Holocausto, la redondez de la Tierra, el VIH/sida, la Covid-19, la eficacia de las vacunas, etcétera.
Se han estudiado diversas motivaciones para la estupidez de los negacionistas, que pueden incluir desde creencias religiosas o políticas, hasta el egocentrismo o incluso un complejo mecanismo psicológico de defensa contra "ideas mentalmente perturbadoras". Todo es posible. En esta nave de locos donde navegamos todos, sí avanzamos es casi siempre gracias a minorías, pero cuando retrocedemos es invariablemente una labor mayoritaria.