![]() |
óleo sobre tela de Maurice de Vlaminck |
Nuestra apasionante e increíble andadura, con sus inmensas conquistas y sus inmensas miserias, es así mismo en cada momento solo el preámbulo de todo lo que vendrá a continuación. Mientras tanto, no podemos olvidar nunca de donde venimos, nuestro patrimonio intelectual y emocional, nuestra trayectoria, para saber quién somos, para no perder el norte y a ser posible para no tropezar tanto en la misma piedra. Concluye el ilustre escritor y filósofo que tenemos un colosal dinamismo, una gran capacidad creativa pero también destructora; que nos define con igual objetividad una obra de arte que un instrumento de tortura.
Cada vez nos desarrollamos más aprisa, un niño de hoy aprende en poco tiempo lo que la humanidad tardó miles de años en inventar. No se conoce exactamente cual es nuestro destino. Seguiremos evolucionando, incluso la ciencia de la evolución de las culturas puede dar origen a un nuevo humanismo capaz de interpretar el porqué de nuestras luces y de nuestras sombras. Avanzamos. A veces retrocedemos. Cometemos muchos errores, muchas locuras. Somos capaces de increíbles heroicidades y de grandes bajezas: "Nadie nos asegura un final feliz".
No pecando de catastrofistas ni de utópicos, sabemos que el futuro del sapiens es ambicioso y apasionante pero también complejo, plagado de dificultades, de incertidumbres y de riesgos.
"Antes que dominar el mundo, se trata de darle sentido, (...) de afirmarnos como animales muy especiales, dotados de una propiedad transcendental, casi mágica por los efectos que esperamos que produzca: la hemos llamado dignidad". (Epílogo)