lunes, 1 de julio de 2024

PERSONAS, PERSONAJES Y PERSONAJILLOS


                                                                               



                              
                                                    Almada Negreiros


                                                                               



El mapa humano es de una variedad ilimitada, hay gente de todo pelaje, nadie es perfecto ni nadie carece de alguna virtud, pero proliferan con gran virulencia nuestras miserias, incivismos, groserías,  egocentrismos, brutalidades, a la par que los sempiternos engreimiento, narcisismo, esnobismo, idiotez, imbecilidad, inmadurez, falsedad, cobardía, servilismo, insulsez y así.
En líneas generales la sociedad adolece de valores sólidos e innegociables, mientras los medios de comunicación se recrean descomedidamente en lo insustancial y el morbo.  
Casi siempre las personas que valen la pena son las más normales y sencillas, mientras casi todos nos engañemos a nosotros mismos por defensa propia o falta de lucidez. Lo sano es salir del yo de vez en cuando para mirarnos con una cierta distancia e imparcialidad: obviamos la proverbial sentencia "conócete a ti mismo" y cualquier indicación de que mejoremos a través del auto conocimiento. No reflexionamos, no observamos, no escuchamos, no evolucionamos y nos superamos, pero eso sí, somos muy complacientes con nosotros mismos y muy críticos con los demás. Todos nos damos más importancia de la que tenemos para poder soportarnos y querernos, incluso los asesinos se auto convencen de que la víctima era el culpable... 
Nos repetimos, cansinos, monótonos, insatisfechos, siempre ávidos de falsas necesidades — como dijo Steinbeck, " bebemos sin sed, comemos sin tener hambre y hablamos sin tener nada que decir"...
Para colmo nos gobiernan personajillos cada vez más mediocres, cuando la inteligencia, el talento, la ciencia, la psicología, la filosofía, la honradez, el humanismo o la cultura son las piedras angulares de la superación social para una convivencia sana.
Igual que Diógenes el Cínico buscaba un Hombre con una linterna, tenemos el deber de ser exigentes con quien rige las inquietantes cuestiones del presente y del futuro. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que la próxima Presidencia de los Estados Unidos esté en este momento jugándose entre un Joe Biden senil o un Donald Trump moralmente impresentable?  Un espectáculo demoledor como tantos otros, por desgracia. 
En medio de los "atropellos a la razón" que refiere muy bien Darío Villanueva en su último libro, y sin ninguna esperanza de arreglo a la vista, solo un poco de sabiduría y madurez individuales nos pueden librar de tormentas superfluas.

Lo que antes era duradero, ha pasado a ser efímero.
La vida social se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.
    Zygmunt Bauman






                            ¿SOMOS UN CAOS ORGANIZADO?

                                                                                          

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