Si llegaron hasta aquí es porque están ya por todas partes donde ven negocio (no olvidemos que son más de 1300 millones); se han hecho con los dos mejores locales de la Bahía, no sé qué pasó con los dueños de toda la vida, la crisis los llevó por delante. El otro día me decía una amiga que tiene un primoroso negocio de bisutería, a la que queda poco para los 65 años y que no está ganando nada: solo puedo esperar que vengan los chinos y se queden con el negocio que fué mi vida. Los chinos son los únicos que compran, hoy por hoy, en que todo está en venta menos la dignidad.
Los chinos miran altaneros y ausentes, no saludan, no sonrien, no se sientan en un bar a tomar un cafetito, no entran en un supermercado, una peluquería, una farmacia o una gasolinera, no compran pan fresco, no van al cine ni pisan la playa, que es gratis. En las noches de verano, mientras todo el mundo está de cháchara a la luz de la luna, paseando por el Paseo Marítimo o tomando un helado en una explanada, ellos siguen con sus tiendas abiertas hasta las tantas, impertérritos e inquietantes.
A mí los chinos empiezan a darme miedo, empiezo a tener pesadillas amarillas; hoy he visto un cartel de Se Vende en un negocio más, antes próspero, que se fué a la porra, y lo primero que deseé, al ser un esquinazo entre el Paseo y la Avenida (el resto es solo zona residencial) , fué que no sea para los chinos, "por favor", que no es justo,¡ que aquí hay casi 5 millones de parados!
Si con ellos todo viene de la gran China y todo vuelve a ella en forma de divisas, si aquí no se gastan un puto euro, ¿qué vamos a sacar en límpio con esta competencia desleal y feroz que solo nos empobrece?
Ellos hacen su agosto chino, y nosotros hacemos el índio a la española, una vez más.
Nunca tomamos medidas a tiempo, nunca "las vemos venir", hasta que nos revientan en la cara las burbujas...o en el culo los granos.
Termino de leer un libro, "La Silenciosa Conquista China" que espero lean los políticos, es un trabajo de investigación de dos años, serio y meticuloso, un viaje de dos exploradores, Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo, por 25 países, trás la huella china en el mundo al día de hoy: demoledor.
Dejo algunos datos en su frialdad y contundencia (el libro es muy ameno, entre el relato de viajes y aventuras y el trabajo periodístico):
China se sienta ahora mismo sobre un tesoro en reservas de divisas de 3,2 billones de dólares.
Lleva los últimos veinte años avanzando como un apisonadora hacia el liderazgo mundial, que no tardará ya más de cinco años en conseguir (dice Pablo Bustelo que el gigante amarillo ya está en condiciones de hundir o salvar el mundo).
Copa sectores como el petróleo, el gas natural, la madera, el cobre, el oro o la construcción en países emergentes ricos en recursos naturales de Ásia, África y América Latina.
Su ascensión es imparable, poderosa y temible. Se basa en la complicidad con los dictadores, unas condiciones laborales deplorables y la irresponsabilidad medioambiental más escalofriante (vease el rio Nilo, El Amazonas o Siberia, donde a diario 3000 metros cúbicos de diferentes maderas van al gigante asiático, con lo cual uno de los ecosistemas más ricos del mundo está en peligro de muerte).
Un despliegue de tentáculos por todo el mundo está permitiendo a China acaparar activos, garantizar el suministro futuro de materias primas, en una palabra, tenernos a todos bailando al son que ellos nos toquen, por gilipollas...
La entrada hace diez años de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) fué el espaldarazo definitivo para apuntalar al gigante como el mayor productor mundial.
La Historia se repite: todo el mundo se dá cuenta de la que se avecina, pero nadie es capaz de poner los medios para que no pase lo que está ocurriendo y ocurrirá.
Que Diós nos pille confesados.
Lo de los chinos es una lacra que no hace más que perjudicar las economías allá donde aterrizan. Las consecuencias van a ser funestas.
ResponderEliminarUn buen artículo como siempre, María.
Como siempre suyo, Manuel
Estão em todo o lado e fazem uma concorrência desleal.
ResponderEliminarMuito raramente compro alguma coisa nessas lojas.
Um beijinho e bom findé
Me quedo con :" Ellos hacen su agosto chino y nosotros hacemos el índio a la española una vez más"
ResponderEliminarQuando o mundo deu as costas a Mao Tsé Tung, nunca imaginou o que viria depois. A história se repete, sempre e ninguem divide seguer a responsabilidade. Globalizar trás alguns problemas e algumas vantagens, entretanto, o povo e suas nações não valorizam, não votam, não se organizam e os governos querem verbas e lucros. Os chineses vivem com pouco, ostentam pouco, ganham muito e estão dispostos a comprar países que estejam a venda.
ResponderEliminarA história explica Maria, sempre. Há de se repensar urgentemente em valores.
5 bjs grandes
ÀS vezes até preferimos nem pensar, não é? Há anos que também penso como tu. E tal como a Isabel não compro por princípio nesses locais -a não ser em caso de "emergência"... Até estão em Porto Covo uma das praias mais tranquilas (pelo menos de Inverno) do mundo. E em Portalegre tive o mesmo choque que tu tiveste. Num antigo palácio, quase em pleno Rossio ...o que vejo? Os chineses! Tinham comprado o café que havia por baixo -e que até tinha categoria e ficava bem na praça- e lá estavam as lanternas chinesas e os plásticos e tachos à porta. Fiquei chocada! Mas as pessoas diziam-me: eles vendem muito barato, a vida está tão cara...
ResponderEliminarEnquanto puder, não compro chinês! Quando estiver muito mal, não compro nada!
Nós até podemos nem querer pensar, claro, mas alguém neste mundo "DEVE" pensar! E esses são os governos da Europa, da América, os emergentes do Brasil, etc.
Enfim, até fiquei agoniada e amarela!
Um beijo
Vou indo