domingo, 2 de abril de 2017

MORIR SOÑANDO







óleo de Ilya Yefimovich Repin




Era contemplativa, le gustaba perderse en sus cavilaciones pero con la mirada perdida en algo bello y relajante. No le interesaba la tristeza: con los años había logrado ese sutil equilibrio entre la incertidumbre y la paz interior, el barullo y el sosiego, la agitación y el reposo del guerrero, el mundo de las pasiones y la otra orilla. A diario pactaba consigo misma el camino de vuelta de todo, con la brújula siempre apuntando al sur, igual que su casa rodeada de verde con las persianas subidas día y noche, y su butaca o su cama con vistas.
En verano se ponía gafas de sol aún acostada porque le deslumbraba la luz en una fachada muy blanca que se erguía a lo lejos, tras los pinos y las palmeras. 
Una mañana, al poco de despertarse se quedó dormida para siempre. Con los ojos abiertos al infinito detrás de las lentes oscuras. Fin.
Afuera los árboles centenarios siguieron igual de erguidos contra el cielo de un intenso azul.     

2 comentarios:

  1. Muito de ti, apesar de não dizeres. Algo de mim, porque por algum motivo somos amigas e, como esta personagem, a nossa "brújula apuntaba el sur, igual que su casa rodeada de verde con las persianas siempre subidas (...)o su cama con vistas."
    Sabes que me toca sempre o que escreves. E fazias falta por aqui! Ainda bem que voltaste!

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