jueves, 1 de abril de 2021

CATARSIS






                                                                                obra de Louis Bouquet




El día en que la pandemia sea solo un mal recuerdo, algo habremos aprendido de todo lo que está  pasando y ojalá la "nueva normalidad" sea un poco mejor que la de antes. Mientras tanto, nos hemos adaptado a la preocupación de sobrevivir como si nos hallásemos en permanente estado de guerra, con el miedo y la incertidumbre haciendo mella hasta en los espíritus más fuertes y animosos. Hay mucha soledad, muchos sueños hechos pedazos, mucha preocupación por las mutaciones del virus y  esas "olas" ininterrumpidas con cifras inasumibles de muertos y contagiados, y también por desgracia hay mucho egoísmo, mucha falta de compasión y de civismo de no pocos.
La ya diagnosticada como fatiga pandémica se extiende por todo el planeta y la tasa de suicidios es alarmante. En medio de esta situación tan anómala y aterradora, muchas personas consiguen hacer una vida bastante normal y creen que controlan, que están fuertes, hasta que de repente, al mínimo resquicio de ternura y sentimentalismo se emocionan y se rompen, es como si hubiese algo dentro del alma a que no se está dando salida. 
Necesitamos con urgencia que después de las tinieblas vengan tiempos de luz, que se produzca una gran resaca, una catarsis colectiva, un grito unánime de la rabia tanto tiempo contenida, un romper las cadenas del pánico y la contención, una gran fiesta global, en memoria de los vivos y los muertos, los científicos, los sanitarios, la buena gente, todos en fin los que han contribuido a que la vida siga.
Es posible que algunos aspectos de la antigua rutina hayan cambiado para siempre, en el mundo en general y en cada uno en particular. Muchos habrán descubierto que ciertas cosas que creían imprescindibles no les hacían falta ninguna, que algunos amigos no lo eran tanto y otros lo eran más, o que lo verdaderamente importante es lo más sencillo. Estamos notando en carne propia que esa convivencia social con la que nos hemos convertido en humanos sigue siendo imprescindible para el equilibrio de nuestra mente, pero que tampoco sobra viajar hacia dentro de vez en cuando, y aprovechar un retiro forzoso para conocernos mejor a nosotros mismos...  

PLACERES
La primera ojeada por la ventana 
al despertarse
El viejo libro recobrado
Rostros llenos de entusiasmos
Nieve, el cambio de las estaciones
El periódico
El perro
La dialéctica
Darse una ducha, nadar
Música antigua
Zapatos cómodos
Comprender
Música nueva
Escribir,
Plantar,
Viajar,
Cantar
Ser amable.

Bertold Brecht

     

1 comentario:

  1. Sim, muita preocupação, certezas perdidas e o medo da nova era em que já entrámos queiramos ou não. Outros hábitos, o afastaamento, o não ver os amigos, o querer proteger os outros que amamos. E a solidão que se instala em tantos - que podemos não ser nós porque sempre alguém temos connosco...Mas os que vivem sozinhos esta praga inominável? ENfim, Maria, algo irá sair daqui. Já se viveu tanta coisa neste mundo. Perdidos? Não. Mudados. É isso. Mudar mas "conservando" o sentimento de solidariedade, de compaixão verdadeira pelos que não tiveram a nossa "sorte". Tantos morreram entre os nossos conhecidos, amigos de amigos, familiares de amigos.
    Digo contigo: "ojalá la "nueva normalidad" sea un poco mejor que la de antes. Mientras tanto, nos hemos adaptado a la preocupación de sobrevivir como si nos hallásemos en permanente estado de guerra, con el miedo y la incertidumbre haciendo mella hasta en los espíritus más fuertes y animosos. Hay mucha soledad, muchos sueños hechos pedazos..."
    Sim, temos de recuperar os sonhos e ajudar os outros a não desesperarem e a quererem sonhar ainda, e sempre! Porque "pelo sonho é que vamos", dizia um poeta. Um beijo

    ResponderEliminar