domingo, 28 de julio de 2013

LA GRAN CAÍDA





óleo de F. de Goya



José Bretón es un cordobés con buenos modales y esmerada educación, un tipo de clase media ni rico ni pobre, ni guapo ni feo, canijo de aspecto pulcro que en los test de inteligencia dio un coeficiente intelectual medio alto (121), y que después de enamorar a una mujer hermosa, veterinaria de profesión, fue padre de una parejita de niños sanos, guapos y alegres.
Nunca se sabrá porqué ni cuando este hombre que no presenta, según los psiquiatras, ningún trastorno mental ni de personalidad, empieza la caída sutil y sin retorno hacia una psicopatía severa que lo lleva a sacrificar con premeditación y alevosía a sus dos hijos de tres y cinco años en una pira crematoria, con el fin de vengarse del abandono por parte de su mujer.
Nunca se sabrá qué es lo que viene a su mente cuando cierra los ojos en la oscuridad de la celda, una persona que depositó sus pequeños, sedados o ya muertos, en una hoguera, miró como iban ardiendo, respiró esa olor a carne quemada mientras impertérrito controlaba la operación hasta que no quedase rastro de las criaturas — creía él — para poder luego inventar fríamente una historia, ya con mirada de pasmo y ausencia, pero entero como si fuese de piedra, negando los hechos siempre con el mismo guión, hasta el día en que se rompa el guión, se rompa él, o su mente trastornada. 
Desde que Freud descubrió el inconsciente y el psicoanálisis, sabemos que es muy frágil el hilo que separa nuestras grandezas de nuestras miserias, que es como si tuviéramos dentro de la cabeza una sala llena de fantasmas cuya puerta debe permanecer siempre cerrada, y si alguna vez se nos escapa alguno de estos peligrosos intrusos, hay que pedir ayuda para volver a encerrarlo lo antes posible. 
Sabemos que todos estamos llenos de fallos y debilidades que apenas reconocemos, que es mucho más fácil reconocer las de los demás; sabemos que ante una situación límite es cuando damos la medida de lo que somos, valientes o cobardes, héroes o villanos.
Sabemos que la capacidad de cometer atrocidades es inversamente proporcional a la capacidad de empatizar con el dolor y la alegría ajenos, de ponernos en su lugar para lo bueno y para lo malo. Darwin nos previno de que el mal en un principio se hizo por un instinto de supervivencia, pero que al estar ésta cubierta, el mal se hace con más saña, simplemente por tedio o por una imbécil vanidad.
Cuando se nos encapota el cielo de nuestras pequeñas o grandes historias, lo valiente es aguantar el chaparrón y no dejar que una tormenta puntual nos rompa la vida para siempre.
El asesino de Córdoba nos viene despertando hace meses el morbo que llevamos dentro, un instinto fatal que hace que nos atraiga lo que a la vez nos espanta: por eso tienen tanto impacto social las noticias macabras.

"Quién se cierne sobre las más altas montañas, se ríe de todas las tragedias de la escena y de la vida" ( Así Habló Zaratustra)



óleo de Jules Tavernier

3 comentarios:

  1. Suponho que foi um caso verídico...não me lembro de ter ouvido, mas aqui em Portugal acontecem infelizmente coisas do género. Ainda há pouco tempo uma mulher matou precisamente os dois filhos, deitando fogo à casa.
    Acho que são coisas horríveis, sem classificação nem perdão. Não consigo perceber como é que um ser humano faz uma atrocidade dessas. Nem a um estranho, quanto mais a um filho...
    Porque é que esta gente louca não se mata a ela em vez de matar os filhos?

    É muito triste.

    Gosto muito da segunda pintura.
    Um beijinho e boa semana!

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  2. Es cierto, María, que nos atrae el morbo como nos puede atraer el abismo si estamos en las alturas. Misterios de la condición humana, que hacen que las noticias de este tipo o las películas de violencia tengan tanto éxito. Podemos llegar a ser muy generosos, a punto de dar la vida por los demás, o unos impresentables que solo pensamos en nuestro pellejo. De todo hay, y desde luego siempre somos muy condescendientes con nosotros mismos, el mismo Bretón se estará justificando a sí mismo, si no se volvería más loco de lo que ya está y se pegaría un tiro, que es lo que debía haber hecho antes de lo que hizo.
    Goya es siempre genial, pero la pintura de Tavernier me ha gustado especialmente. Le busqué en internet, este cuadro, como sabe seguro, se llama "anuncio de tormenta". Es fanfástico.
    Un gran abrazo,
    Manuel

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  3. É atroz um acto destes! Onde a humanidade regressiva cai no instinto, onde o egoísmo está paredes meias com a loucura.
    Sim "la capacidad de cometer atrocidades es inversamente proporcional a la capacidad de empatizar con el dolor y la alegría ajenos, de ponernos en su lugar para lo bueno y para lo malo."
    É mais fácil ler e ver que se "fez o mal" em vez de se pensar que se deveria fazer o bem e falar disso...
    Sim, amigo Manuel, estou de acordo quando diz que "são misterios de la condición humana" terem sucessoi tais notícias e,para mim, esse tal Breton é demasiado condescendente para si próprio- como o são todos esses loucos narcisistas e perversos- se o não fosse, "se volvería más loco de lo que ya está y se pegaría un tiro, que es lo que debía haber hecho antes de lo que hizo".
    Esses relictos mentais, ainda "humanos" hélas, deviam dar um tiro na cabeça antes de matar filhos ou mulher.
    Mas são apenas uns tristes narcisistas egocêntricos e desgraçados!
    Bem, só espero que esteja na cadeia toda a vida.......Demasiado fácil dizer que enlouqueceu por um momento!
    Lindas pinturas!
    Um beijo (indignado)!

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