lunes, 5 de agosto de 2013

¡ MI CASA !






óleo de Gerard Dillon


Somos más de 7 mil millones, más de 3 mil nos movemos ya por las redes sociales, y más de 200 millones tenemos nuestro blog que da fe de las pequeñas o grandes parcelas de nuestro reducido universo. 
Nos perdemos y nos encontramos mil veces, funcionamos como manadas, hormigueros o colmenas, pero una de las cosas que nos distinguen de las otras especies es la necesidad de un hogar, una fortaleza, un refugio, un rincón, una casa con vistas, una flor en la ventana y un calor en la cama, unos recuerdos, unas huellas, las fotos con risas frescas de los que nos dejaron hace tiempo, el peluche de la niñez, guisar con la misma cuchara de madera gastada con la que nuestra madre nos hacía el arroz con leche, las cacerolas de cobre de la abuela, el elefante de ébano que ya estaba cuando nacimos, pequeños tesoros que eluden el vacío de no saber quién somos. "El espacio habitado transciende el espacio geométrico", dice Eduardo Sacriste.
Si no tenemos donde regresar al final del día, estamos tan perdidos como E.T., el extraterrestre de Spielberg.
No tener un refugio donde protegernos de las tormentas del cielo y de la vida es como no existir, como no tener nombre o nadie a quién querer y que nos quiera, aunque sea un perro.
"Notarás una ausencia siempre presente, creciendo a tu lado como un árbol ( Sylvia Plath) : esa sombra que no nos abandona, ese vacío insoportable de las ausencias, solo se puede mitigar viviendo rodeado de los recuerdos de lo que se perdió pero se tuvo, o incluso de lo que nunca se llegó a tener del todo.
Para que el desafío de vivir no produzca vértigo, todos necesitamos comunicación, conceptos, creencias, complicidades; en las diferentes partes del mundo, el mismo hombre histórico busca las mismas esencias, pisando tierra minada desde que pierde el vientre materno.

Expulsar por la fuerza a alguien de su casa es un acto tan vandálico que empaña a todo el colectivo que lo presencia en silencio, nos pertenece a todos la responsabilidad de los que se tiran por la ventana a la hora del deshaucio, o los que reciben a los intrusos colgados de una viga. 



óleo de Harold Harvey

3 comentarios:

  1. Se bem entendi referes-te a pessoas a quem por motivos diversos, são tiradas as suas casas. Talvez por falta de pagamento de rendas...

    A nossa casa é o nosso cantinho, o nosso refúgio e perdê-la seja em que condições for, deve ser dramático.
    Toda a gente devia ter uma casa minimamente confortável.

    Gostei muito das pinturas que escolheste.

    Eu gosto muito da minha casa, que não tem nada de valor monetário, mas está carregada de coisas de valor sentimental.

    Um beijinho e uma boa semana!

    ResponderEliminar
  2. Querida María, bellísima forma de expresar que somos nosotros y nuestra casa, por muy humilde que sea sin ella estamos incompletos. Qué le voy a decir que usted no sepa de esta España nuestra, tan desgraciada. Lo peor es que esto va para rato, con hipotecas a 40 años, la historia se va a repetir en cualquier momento. No se puede ser más BUITRE!
    Un gran abrazo, que pase un buen día pese a todo.
    Manuel

    ResponderEliminar
  3. Sim sim, minha querida! Viva mi casa también...
    La foule é tremenda, leva-nos, traz-nos, assusta-nos por muito divertida (???) que seja. Eu cá sinto-me bem é na minha casinha! Amanhã parto de madrugada e - acreditas?- vou com a alma apertada, se pudesse ficava por aqui. E sei que estou a dizer coisas estúpidas, porque também adoro conhecer novas coisas, novos lugares.
    Tens toda a razão: "funcionamos como manadas, hormigueros o colmenas" mas o nosso refúgio é a casa, com a sua flor na varanda, a salsa no canteiro e até a oliveirinha que ali está a crescer, cheia de azeitonas!
    É isso: "una fortaleza, un refugio, un rincón, una casa con vistas una flor la ventana..."
    Lindas imagens! és muito especial na tua escolha, gosto muito!
    UM beijo e até ao meu regresso... (parto com a alma apertada!)

    ResponderEliminar