![]() |
óleo de Armand-Rassenfosse |
El trazado de la línea divisoria entre lo normal y lo patológico se ha afinado tanto que, si en mi juventud había un par de adicciones, las de toda la vida, hoy prácticamente toda actividad tiene su adicción patológica correspondiente, fruto de un desorden mental y emocional cada vez más desordenado...
Se puede ser adicto al trabajo, al gimnasio, al sexo, a lo ajeno, a la religión, al consumo, a la comida, a la cirugía plástica, a los bolsos de marca, a la tele, al sol, a otra persona, a la soledad, al rock an´roll, a la piña colada o a miles de cosas distintas, pero hay una adicción que es ya la madre de todas las adicciones, más accesible que el poder o el dinero, más barata que el tabaco, el alcohol u otras drogas duras, y que no para de extenderse por todo el mundo, a edades cada vez más tempranas, amenazando con cambiar para siempre los hábitos esenciales de nuestra manada — ¡es la producida por las nuevas tecnologías, con Internet a la cabeza, acompañada, claro está, de sus correspondientes tecnofilias, tecnoadicciones y ciberadicciones!
Consideradas productos altamente adictivos, las redes sociales son utilizadas por más de 4 mil millones de posibles yonkies, siendo Facebook la número uno, al superar ya los dos mil millones de seguidores.
¿Se ha vuelto con esto el mundo más pequeño y unido, o por el contrario, nos hemos difuminado aun más los individuos, en un hormiguero global de dimensiones dantescas?
Uno de los peligros de enganche, según los sociólogos, viene por los "autoconceptos devaluados que quieren empezar de nuevo en el ciberespacio", creando un personaje a medida para convertirnos en el yo ideal de nosotros mismos, e incluso moviéndonos el deseo de sentirnos más reconocidos, más valorados y más queridos.
Hoy llueve mansamente sobre el verde intenso de las plantas, bajo una luz muy gris que resulta acogedora, igual que hace 50 años, cuando el mundo aún no había empezado a cambiar tanto y tan aprisa.
Sabe bien volver a algún lugar perdido, con la misma lluvia menuda de la infancia.
![]() |
óleo de Avtandil Nakharoblidze |