jueves, 14 de abril de 2016

EL CIUDADANO CONDE








obra de Edvard Munch




Mario Conde dijo alguna vez que por aquél entonces, " el que no tenía cuentas en Suiza era un hortera". Hortera: persona ordinaria y de mal gusto que pretende ser elegante.
Pues bien, como la verdadera elegancia va de dentro para fuera, un sujeto que ha pasado cuatro veces por el trullo no debería atreverse a dar lecciones públicas sobre cosa ninguna, porque eso sí que es una horterada. 
Un colega suyo de tertulias televisivas (que no veo), queriendo defenderlo después de su última redada, afirmó sin sonrojo que su amigo es poco menos que un héroe, "pero que al populacho siempre hay que darle alpiste" — supongo que se refiere a esa envidia cochina que necesitan pensar que nos invade a los que no somos marios condes
El populacho. La gente trabajadora y decente que saca el país adelante, nos da de comer y hace los palacetes, los trajes a medida y la brillantina para el señor Conde. Lo que entre gente normal y civilizada se llama la CIUDADANÍA, esa donde se encuentran siempre las cabezas más válidas, más patriotas y más solidarias. 
Pero parece ser que las declaraciones indecentes son las que tienen más eco en este país que sufre la desgracia de estar plagado de impresentables.







óleo de Jan Van Eyck

1 comentario:

  1. Confesso que não sei quem é esse "Conde" de trazer por casa, mas tens razão quando dizes que "la verdadera elegancia va de dentro para fuera". Como se atrevem a falar deste modo? Além de ladrones são grosseiros! Como se pode falar das pessoas chamando "populacho"?
    Como esse idiota que diz: "pero que al populacho siempre hay que darle alpiste" — mas não é só aí, querida maria: é aí, aqui, por ali, lá fora, etc.
    Tristezas!
    Um beijo e uma boa semana.
    Van Eyck sempre fantástico!Categoria este senhor...

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