martes, 25 de agosto de 2020

A PROPÓSITO DE NADA

obra de Joy Hester


Desde la inocencia reconocida por la Justicia, desde el poder subversivo del humor y la ironía, desde la lucidez socarrona de viejo zorro y con la frescura de siempre, a los ochenta y tantos años Woody Allen nos hace el gran regalo de su autobiografía. Pese a que tardó algún tiempo en encontrar una editora que se atreviese a publicarla, por el auge arrollador y no siempre acertado del #MeeToo, está siendo un éxito de ventas en todas partes.
El autor de Annie Hall se muestra un todoterreno de esta vida donde "nunca se sintió cómodo", según dice, siempre en continua huida hacia delante, siempre ocupado y preocupado, pero siempre en la buena dirección hacia el éxito: magia, poker, beisbol, cocina, jazz, clarinete, y por fin humorista, guionista, actor y director. Nada menos. Sus neurosis, sus fobias, el miedo a la muerte y así, son el material pesado de que echa mano para caricaturizarse haciéndonos cómplices, desde una reconfortante y sanadora sonrisa, de sus paranoias que también son las nuestras. Le interesa especialmente y casi en exclusividad el mundo intemporal de los sentimientos y toda su parafernalia, desde la perplejidad por existir al amor más loco — amor con sexo, sexo sin amor, amor sin sexo, amor por el amor... Todo lo analiza a fondo desde su peculiar ingenio, quitándole solemnidad a las hazañas de cualquier índole. Después de una prolífica carrera sembrada de títulos importantes y de que una destacada lista de talentos hayan trabajado en sus películas, habla de los que son sus verdaderos ídolos desde una modestia que suena sincera, no considerándose a la altura de ninguno de ellos. Afirma que "no tiene una sola neurona de intelectual", que empezó a leer para impresionar a las chicas que quería seducir, que además de bonitas eran cultas... Como persona inteligente sabe que la humildad viste mucho, que en su caso es un plus que combina con su figura canija y sin embargo interesante, con la que llena la pantalla y le gana a muchos guaperas: hace gala de "esa superficialidad chic tan profunda" de que habla Berto Romero. Quitándose méritos crece, mientras quién se los pone a sí mismo encoge automáticamente. También confiesa, entre otras muchas curiosidades, detestar el postureo intelectual o la cultura oficial por obligación.
Luego se enfrenta con claridad y mesura a la pesadilla que le ha  acompañado casi treinta años, que no es otra que las acusaciones de Mía Farrow y dos de sus catorce hijos. Eso sí, destroza de pasada la imagen de la actriz, dejándola en un pésimo lugar después de manifestar lo desequilibrada y sádica que puede llegar a ser. Más que un ajuste de cuentas, de servir la venganza en plato frío, se trata de ponerla  en su sitio con hechos demostrables: vamos tropezando con un culebrón lleno de ingredientes truculentos, pero manejados siempre desde la contención y la elegancia. A parte del relato de esa historia nefasta donde frivolizar es imposible, nos encontramos con un hilarantísimo Woody Allen en estado puro.
También supo elegir como y con quién envejecer, al lado de su joven amada Soon-Yi con la que comparte todo desde hace veinte y tres años, y de sus dos hijas adoptivas con las que ejerce de padrazo. 
Termina por confesar que le importa un bledo ser recordado como cineasta, como pedófilo, de las dos formas o de ninguna. 
Al día de hoy sigue tan productivo como siempre, a la vez que ejerce de buena persona y que disfruta de la vida. A su manera. Claro está. 

1 comentario:

  1. Parabéns, Maria! Era o que eu penso escrito por ti! Há que tempos que me enojam certas atitudes tidas como "feministas" e que como dizes muito bem podem não ser mais do que uma "vontade de fazer mal", de deitar para cima dos outros as nossas perversidades ou fraquezas ou apenas doenças. Gosto muito do que escreveste! Deu-me uma alegria enorme, sabes? tenho andado muito mal dentro de mim, mas existe um mal que é uma espécie de dor intrínseca que não explico nem sei porquê. E me faz ver tudo negro, sombrio, sem solução. falaremos um dia com mais calma. Tenho menos tempo para me dedicar à escrita e ao blogue. Ando a ver se desbloqueio a publicação da "A minha ilha perdida". Sei que a posso publicar do mesmo modo que o outro livro. Estou a rever. Beijinhos minha querida!

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