miércoles, 1 de mayo de 2024

AMORES BREVES Y AMORES PARA SIEMPRE






                                                                                                            Marc Chagall



Desde los albores de la creación artística que el amor apasionado ha sido tema estrella, el sentimiento más sublime y loco que haya experimentado el ser humano. Amor es luz, da sentido a la vida, el enamoramiento es un arrebato insondable, de repente quedamos abducidos por algo puntual de alguien puntual: tan intenso como una ciclogénesis explosiva que nos atrapase y estremeciese. 
Al principio solo se ve lo bueno del ser amado, la imaginación proyecta en él perfecciones inexistentes, pues nadie puede estar a la altura de una fantasía de excelencia. Luego con la convivencia, empieza a imponerse la realidad de que no hay luces sin sombras, va quedando de manifiesto que una conexión emocional perfecta no es cosa fácil.
Todo sentimiento tiene que ser libre y voluntario, nadie está obligado a querer a nadie. Erich Fromm afirma que "el amor es una práctica que requiere disciplina, concentración, paciencia y la derrota del narcisismo". Henry Marsh va más lejos: "en las relaciones que funcionan, el amor es trabajo"...
Amar es un arte, una necesidad personal que requiere empeño y atención; depende más de nosotros que del otro, porque cada uno es el único autor y protagonista de su propia historia. 
A la hora de enfrentarse juntos a la vida, hay que ser exigente pero generoso, auténtico pero tolerante, independiente pero leal, valorarse y respetarse mutuamente, compartir con complicidad e imaginación la rutina, agradable siempre que posible.
El amor de verdad dura si no se hace pedazos por algo inexcusable, causante de que ya nada vuelva a ser igual: se regresa entonces a la grisura de un camino en solitario, vaciando espacios para poner orden por dentro y recuperar el equilibrio y la paz. 
Hay quien se desencanta a la semana y al revés, quien descubre en la otra persona nuevos e interesantes rasgos que la convierten en insustituible, realmente digna de ser amada siempre: "el amor verdadero está en la belleza espiritual, más allá de una atracción física inicial y pasajera" (Platón).
Las parejas que son felices, en público y en  privado, forman un equipo ideal que comparte valores, tareas, creencias e incluso aficiones. Tampoco hay que alimentar unas expectativas exageradas, que es terreno abonado para el fracaso...
Si una relación funciona y los sentimientos salen ilesos y fortalecidos de los inevitables desencuentros, indudablemente se está mejor en compañía que solo: el otro se vuelve una fuerza motriz que nos da sentido y nos incentiva — siempre dentro de una total libertad, un espacio propio, haciendo solo "lo que pide el cuerpo"...
Seguir amando en la vejez es como un bálsamo, se quiere con el alma, se siente el espíritu del compañero, se respira su esencia.
En el caso muy posible de que uno ame y el otro se deje amar, indudablemente es más feliz el que ama. 

El que sabe amar es feliz. Hermann Hesse

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