miércoles, 1 de enero de 2025

QUERER Y QUERERSE

 





                                                                                   

                                                                   Conroy Maddox



Igual que no podemos vivir otra vida que no sea la nuestra, no estamos obligados a querer a nadie ni a que nadie nos quiera, el amor es libre y hay que ganarlo cada día. Lo más importante es quererse a sí mismo: quien no se ama y se respeta, tampoco es capaz de amar y respetar a los demás. Buscamos las alturas con nuestra esencia, tendemos a una plenitud que nunca se alcanza, a momentos cumbres que ocurren a veces, cuando logramos armonía entre lo que pensamos, sentimos y expresamos.
Somos y hemos sido billones, pero por dentro estamos solos, aceptando y respetando la diversidad de historias y condiciones que hay a nuestro alrededor como la mejor forma de mantener el equilibrio. Cada uno se monta la vida como quiere, puede y sabe, plasma su propio rostro en todo lo que hace o deja de hacer, desde una ilusión de libertad que nos hace olvidar que en el fondo todos estamos programados.
Solo el amor a los demás y a nosotros mismos nos salva del absurdo y del caos, de esa incertidumbre permanente que es existir.
Hay que amarse y quedar en silencio de vez en cuando para escuchar el ruido del entorno, e intentar hacer de todo y de nada una experiencia que valga la pena. La madurez afectiva es esencial para construir relaciones sólidas y una vida plena. El amor no es solo emoción, implica también decisiones conscientes que permitan construir un proyecto de vida en común.
Quien no da no recibe, "el que quiere ser amado, que ame", como dijo M. Gandhi. En el amor hacia nosotros mismos y hacia los demás radica nuestra mayor fuerza, la felicidad está en esas pequeñas cosas que ganan la importancia que queremos y sabemos darles.
No establezcamos sentimientos inútiles, busquemos lo que la vida tiene de más hermoso, porque solo en lo que nos gusta nos encontramos. En vez de inventar situaciones ficticias, amemos lo que vale la pena, escuchando siempre nuestro propio corazón: más que preocuparnos por el que dirán, preocupémonos por el que diremos de nosotros mismos.
Feliz 2025.