viernes, 10 de septiembre de 2010

MIEDO,TENGO MIEDO...




óleo de Durero (siglo XVI)




No deja de ser curioso el que sean las sociedades más seguras las más atemorizadas, pero es que hay un miedo social, que no es inherente a la naturaleza humana, es un miedo que se aprende, con una endiablada relación causa-efecto: quanto más hay que perder, más miedo. 
Desde los miedos primitivos del hombre de la selva a los del siglo XXI, la historia de este sentimiento atávico se fué complicando mucho, tanto en la rama de las neurosis colectivas, ya  globalizadas, como en la de los miedos de "traer por casa", esos con que cada uno compone su miedología privada....
 Los "grandes miedos" son cada día más indeterminados, cambiantes e impredecibles: ¿qué nos toca temer ahora mismo —  que suba el mar, una fuga radioactiva, una bomba en el metro quizá, la invasión amarilla, un trozo de satélite que nos pueda caer en la cabeza? Difícil  elección, y cargar con el peso de la incertidumbre de todo lo que pueda ocurrir,  es  francamente demasiado para el body...
En los tiempos de la guerra fría entre Estados Unidos y  Rusia, la cosa todavía se podía controlar,  y entonces hubo muchos ricachones que precavidamente se hicieron construir un refugio anti-atómico, pués la gente con poderío no se va resignar a morir por una tontería, ¡total, una guerra atómica! — cuando todo hubiese pasado, (que además iba a ser rapidito y muy limpio), salían del zulo, ¡ y a vivir, oye!
 Pero al día de hoy, como los grandes peligros  son cada día más  surrealistas, nos alimentamos y retroalimentamos de pequeñas y domésticas complicaciones a " nivel miedo", con las que ir adornando nuestra historia particular , llenándola de sufrimientos inútiles y absurdos. 
¿En qué nos puede ayudar la anticipación  al dolor, o al fracaso, o a lo desconocido? El miedo a actuar o a quedarnos parados, el miedo a la carretera o al avión, a propasarse o a quedarse corto, miedo a no estar a la altura, miedo a ir y miedo a venir, al qué dirán, a hacer el ridículo, miedo a la miseria (ataca más a los ricos), miedo al futuro, miedo al pasado, miedo a la muerte, miedo a la vida, miedo a los asesinos y a los violadores, miedo a las inundaciones y a los terremotos, a las multitudes, a los chinos, a los moros o a los ciempiés, a la gripe A o a las vacas locas, a los virus o a los ascensores —¿ qué más dá, si todo el miedo nos paraliza y nos aterra, nos corta las alas de raíz?
¿Si todo a la vez no nos puede tocar, porqué cargar con tamaño peso?
¿Porqué no probamos a vivir tranquilamente, a ser posible gozosamente, cada momento, y mañana será otro día?
Curiosamente, está demostrado que pasar por situaciones muy traumáticas ayuda a desmontar la neurosis del miedo.
Lo inteligente es adaptarse a la vida, porque  lo que no sabemos aceptar, es lo que nos provoca mayor sufrimiento. Si siempre estamos evitando los problemas por miedo a enfrentarlos, estamos evitando vivir.
Nada puede hacernos tanto daño como nuestros propios pensamientos, y "quién teme sufrir", como dijo Buda, "sufre de temor".
No hay que perder la visión global de la Vida en los tiempos malos, el valor y la esperanza, antídotos del miedo, son los que nos sirven para sobrevivir; si no plantamos cara al miedo, nuestros mecanismos de acción se debilitan.
Me quedo con el mensaje esperanzador de Dan Baker:
"Siempre hay más para amar que para temer"
                               



                         
                                          óleo de El Bosco (siglo XV)
       



                                 

6 comentarios:

  1. Muito bem dito! Bem verdade...
    Chega a ser ridículo tanto medo por tanta coisa -que -como dizes muito bem- nos não pode atingir "ao mesmo tempo"..,. se não fosse ao mesmo tempo tão dramático esse medo!
    O único antídoto é pensar no que há (e mais haveria se todos não pensássemos tanto nas coisas más...)de bom, de belo, de esperança e de futuro! Basta não ter medo e acreditar...
    O que se pode perder mais...quando se tem medo de viver??? Perde-se a vida -não vivendo...- que se acaba por perder...
    Enfim, é bom que alguém se lembre de falar nestas coisas!
    E parabéns, claro!
    o falcão

    ResponderEliminar
  2. Obrigada pelo teu comentário tão interessante.
    Para mim o medo sempre foi um tema que me interessou, pois sei por experiência que é inútil mas que provoca muito sofrimento.
    Por isso é conveniente reflexionar, para poder vencê-lo.Beijinhos!!

    ResponderEliminar
  3. Beijinhos! lembrei-me que hoje fazem 37 anos sobre a morte de Allende, vai ver o meu post...
    E "segue-me"...
    Não se pode esquecer, Maria! Temos que "continuar", sem desistir nunca!
    I believe!
    Como diz o Barack: "yes, we can..."
    Tem que ser!
    Se não, o que nos resta????

    ResponderEliminar
  4. Como siempre, sus reflexiones me turban, me hacen pensar, sentir...

    Yo no tengo miedo a la muerte, ni a la enfermedad, ni a la soledad, ni a las guerras...

    En serio, lo único que me da miedo es perder la ilusión....

    Un afectuoso saludo. Manuel.

    ResponderEliminar
  5. Interesante tema. Lo que más miedo me da es la estupidez humana...

    Anónimo....

    ResponderEliminar