óleo de Karl Hofer |
A veces es imposible evitar que la tristeza nos cale como un chaparrón sin paraguas, pero hay que buscar razones para la alegría, aunque sea bajo la cama o en una buena charla con café y cigarrillo que nos ayude a gestionar las emociones. Sufrir en compañía despeja muchas sombras.
Hay en el aire una preocupación y desencanto enormes, los tiempos no van fáciles, pero si en medio de una hecatombe los japoneses nos dan lecciones de entereza y disciplina, si los libios rebeldes sonríen y hacen la señal de la victoria camino de una batalla final ya sin fe en apoyos, si en Haití siguen bailando y amando sin casas y sin nada, a nosotros nos queda la obligación de ser felices: ahora, mientras no nos toque ser noticia. Echar la casa por la ventana, liarse la manta a la cabeza, vivir con ganas y con brío, no dejar para mañana lo que podamos vivir hoy — eso sí, ayudando todo lo que esté en nuestras pequeñas posibilidades para que otros puedan disfrutar también, mirar alrededor y rascarse el bolsillo y el corazón, no ver solo lo que pilla lejos e ignorar el dolor que por veces nos está rozando.
Por vía del entrenamiento y la disciplina interna, se produce una transformación de nuestra actitud y nuestro enfoque de la vida: la felicidad está más determinada por estados mentales que por acontecimientos externos. Cuanto mayor sea el nivel de calma y serenidad interiores, tanto mayor será nuestra capacidad para sentir un bien estar que permanezca a pesar de los altibajos de la existencia y de las fluctuaciones de nuestro estado de ánimo.
En la práctica budista existen métodos que enseñan a mantener la mente serena incluso cuando sucede algo muy perturbador, mediante un aprendizaje lento y riguroso.
El sufrimiento individual y colectivo forma parte de la existencia, es conveniente familiarizarse con él, pero hay que saber percibir la vida como un conjunto donde todo fluye, los momentos buenos y los malos, y donde la esperanza de liberarnos del dolor vendrá dada por la certeza de que nada es definitivo.
Afirma Dalai Lama que "cuanto más nos aferramos a algo, tanto más grotesca y distorsionada se hace la vida": al lograr una mente flexible podemos reforzar nuestra capacidad de resistencia incluso en las situaciones más duras (vuelvo a acordarme del pueblo japonés y de su ejemplar civismo y control mental).
"Aquello que no me destruye me hace más fuerte", Luther King.
Me quedo con: "sufrir en compañía despeja muchas sombras"
ResponderEliminarMinha cara,
ResponderEliminarQuando o sofrimento e a dor se fazem por pessoas tão longes, das quais sequer conhecemos, ganhamos uma pérola. UMA JÓIA RARA. Acho que encontramos você.
O que mais surpreende é o homem, pois perde a saúde para juntar dinheiro, depois perde o dinheiro para recuperar a saúde. Vive pensando ansiosamente no futuro, de tal forma que acaba por nao viver nem o presente, nem o futuro. Vive como se nunca fosse morrer e morre como se nunca tivesse vivido. Dalai Lama.
5 bjs
Querida Maria,
ResponderEliminarSomos 5 mulheres, todas nascidas no Brasil e todas com descendencia Rhom.
Buscamos o que o tempo trouxer, buscamos poder fazer algo.
Buscamos a paz.
5 bjs
Estoy con usted María, un fiel amigo que te aporte algo es la mayor riqueza que se puede tener en la vida.
ResponderEliminarLástima que a veces sea tan dificil de encontrar, o que lo encuentres y lo pierdas como me pasó a mí.
Es un placer leerla, un abrazo cordial, Manuel.
Senti esta tua tristeza na tua ausência, que me inquieta sempre.
ResponderEliminarÉ bom falar com um amigo, quando ele está ali, mais o cafèzinho, é bom escrever quando o amigo não está, não é?
É impressionante de sabedoria (et pour cause!) o que diz o Dalai Lama. Sempre pensei que o budismo teria uma abertura que só alguns textos dos Evangelhos (alguns) têm.
Leio muito um outro sábio, um "hassid", o rabbi Nahman de Breslau: a mesma inteligência de encontrar a alegria, viver o momento e nunca perder a esperança!
"Si tu crois que tu peux faire du tort,/ alors dis-toi que tu peux le réparer.
Si tu crois que tu peux faire souffrir,/ alors dis-toi que tu peux guérir."
"Rien ne libère autant que la joie.
Elle affranchit l'esprit et l'emplit de calme.
Perdre espoir c'est un peu perdre sa liberté, c'est un peu perdre ce que l'on est."
Beijinhos
Maria João
http://falcaodejade.blogspot.com/2009/03/noite.html