Joaquín Sabina es un maestro del verso y de un cotidiano bien exprimido, un gran vividor que bebe la poesía en las fuentes mismas de la vida.
Resultón sin ser guapo, es dueño de una cierta mirada, de una cierta sonrisa, de una voz quebrada que le añade encanto a las palabras, y de un cuerpo canijo pero sensual — por eso posó desnudo, porque sabe que atrae a las mujeres, que es "asquerosamente seductor"...
Sabina sabe gustar, sabe que el bombín le sienta bien y que el chaqué con los vaqueros estudiadamente gastados le favorece, le da esa imagen de informalidad original y un tanto estrafalaria que le va como anillo al dedo.
Sabina sabe seducir porque confía en lo que compone, porque su herramienta de seducción es la palabra, porque con ella nos va desgranando con mágico encanto sus propias historias de bohemio convicto, de canalla inteligente, de sentimental histriónico, infiel y narciso.
Sabina se gusta, por eso hay algo de morbo y de alegría detrás de sus tristezas, ("yo creo que mis canciones son cerebralmente pesimistas y muy optimistas con el corazón"). Protagonista empedernido de todo lo que relata, también hay sin embargo una cierta tristeza detrás de sus alegrías.
Vive con los pies en la tierra y el corazón siempre en las nubes, es un encantador de serpientes por el que muchas mujeres estarían dispuestas a coger ese tren y bajar en la próxima estación...
Excesos, locuras, noches cerrando bares al amanecer, humo, alcohol, transgresión, mujeres fáciles y difíciles, prostitutas y princesas, las que caen y las que vuelan, "las que suben, las que saben", amor pagado y amor sufrido, amores fugaces, polvos de antología y grandes chascos, y un nombre distinto detrás de cada canción — mujeres ardientes, mujeres frías y crueles, amores de quita y pon, amores inolvidables y otros de paso, complicidades y desencuentros o sexo sin nada más, sexo para no tener frío, sexo para olvidar, sexo para recordar, sexo siempre...
Sabina vive por y para las mujeres, necesita herirlas para que le hieran después y poder entonces componer sus mejores canciones, poder decir aquello de "ahora es tarde, princesa, / busca otro perro que te ladre, princesa"...
Hay unos versos en que reconoce que es él el malo de la película:
"Tenian razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo:
esta vez,
yo queria quererla querer, (!!)
y ella no
Entonces regresa una vez más como siempre "a la maldición / del cajón sin su ropa, / a la perdición de los bares de copas", y así " volviéndose loco,derrochando la bolsa y la vida, la va poco a poco dando por perdida"...
A Sabina la vida lo ha tratado bien, pertenece al clan de los elegidos que nacen con una flor en el culo, pero se le adivina sin embargo una cierta tendencia al pesimismo detrás de la máscara de pasota cínico y socarrón.Vivo en el número siete, calle melancolía,
quiero mudarme hace años al barrio de la alegría,
pero siempre que lo intento ha salido ya el
tranvía.
En 2003 cayó en una depresión que le mantuvo tres años retirado y en silencio, supongo que atrapado en ese pozo de amargura que hace de Sabina lo que es, que nos hace sentir juez y parte, que de cierta forma nos retrata a todos
Esta necesidad de necesitarte,
este llamarte sin quererte llamar,
este olvidarme del deber de olvidarte.
Sabina canta por nosotros, compone por nosotros los versos que no sabemos hacer, esos con los que nos gusta decir
Si la derrota tuviera vacuna,
si se dejara engañar la fortuna,
si el corazón descubriera un camino
que desmintiera la ley del destino.....
Sabina necesita tener una mujer hermosa a mano para burlar la fea soledad, se entrega para huir, por eso las quiere a todas y a ninguna. Después de la fiesta siempre le llega la resaca, y entonces es cuando coge la guitarra.
Dijo en una entrevista que si fuese siempre feliz no haría canciones, se dedicaría a vivir, porque para él la vida es lo primero, porque cuando se siente pleno no le hace falta nada más.
Después de superar la depresión cambió de vida, como si hubiese encontrado algunas respuestas fuera del útero de una mujer.
Me quedo con querer volver a un útero para iludir la soledad
ResponderEliminarLa felicito por el comentario tan personal sobre Joaquín Sabina. Personalmente prefiero a Serrat, por ejemplo, pero reconozco que es muy bueno, y que a las mujeres les encanta...
ResponderEliminarSiempre a sus pies, Manuel
Não posso dizer nada, não conheço o cantor...
ResponderEliminarMas gosto muito de Juan Manuel Serrat!
Um beijinho