Mosaico de San Apolinar el Nuevo ( Ravena) |
No tengo por costumbre sembrar nostalgias en los días señalados, pero se ve que este año la navidad me pilló el corazón bajo de defensas y sin saber ni porqué me encontré tristona — hasta que todo vuelva a la bendita rutina, deje de darle vueltas a algunas cosas y recupere ese indispensable equilibrio interior.
Cuando me fallan las defensas me funciona la memoria, encuentro alívio rebobinando la vida hasta ese lugar donde quiero esconder la cabeza y poner el corazón a salvo, o sea la niñez, o sea, ese paraíso perdido que todos llevamos dentro:
tengo seis años y volvemos al sur por navidad, a pasarla con los abuelos, los tíos y los primos todos (somos más de treinta).
Soy inmensamente feliz.
Al amanecer cogemos el Ford Perfect negro donde solo asoman nuestros cabolos, surtidos de mantas y bolsas de agua caliente, preparados para el largo viaje: 300 km. a sesenta por hora, la velocidad ideal según mi querido padre.
Veo nacer el sol y me deslumbro, estoy emocionada y contenta.
Soy inmensamente feliz.
En Las puertas del Ródano mi madre nos acicala en la fuente poniéndonos muy guapas para el reencuentro. Cuando llegamos a casa de mi abuela materna, que es viuda y vive sola en un caserón (recuerdo todo enorme, no sé si lo era), ella se pone a chillar con un ataque de alegría histérica, y nosotros chillamos también, contagiados por esa bendita excitación: es la primera traca de una fiesta que no decaerá durante los tres días, corro de un sitio a otro visitando a todos, los primos vamos en manada.
Mi corazón es un aleluya.
La Nochebuena se celebra en casa de mi abuela Alicia, la que chilla cuando nos ve llegar, hay gran bullicio y alegría alrededor de la mesa y la chimenea, donde a las doce en punto el Niño Jesús hace pipi, y yo creo en éxtasis que es suyo el chorro que baja sobre el fuego.
Repican las campanas para la Misa del Gallo "donde la gente acude con una cacerola en la cabeza para protegerse de las picotadas del animal", y yo también me lo creo, todo me parece mágico y posible, las luces, los villancicos, el Niño Jesús, los Reyes Magos, el burro y la vaca, el Papá Noel y sus regalos, todo.
Al final de la noche mis tíos abrigan amorosos y risueños a sus retoños para volver a casa, es una despedida multitudinaria con la familia al completo en el hall, entre abrazos y besos.
Soy inmensamente feliz.
Luego a mí me toca dormir con mi abuela en su enorme cama de mullidos colchones y sábanas bordadas. Hay una cómoda llena de fotos antiguas y un gigantesco ropero, la puerta es altísima, con cristales arriba, el suelo me encanta, con sus losas a cuadros blancos y negros, y lo que más me fascina es el biombo con dibujos orientales en una esquina.
De detrás suya sale mi abuela transfigurada, lleva un camisón blanco hasta los pies como una túnica, el moño deshecho con su blanca cabellera por la espalda, su sonrisa ha perdido la dentadura y sostiene en la mano un rosario de madera oscura, de cuentas alargadas y pulidas. Se acuesta a mi lado sin dejar de sonreir, me da un beso en la frente lleno de cariño antes de apagar la luz apretando el botón a una pera que cuelga del cabecero del lecho. Me siento como en un hermoso cuento y sigo soñando dormida.
Soy inmensamente feliz.
Vuelvo a aquella habitación como a una isla de paz y armonía, y lo recuerdo todo como si volviese a vivirlo, el aroma tan especial de la despensa, mezcla de lavanda, manzanas frescas y bizcochos calientes, el Sagrado Corazón de brazos tendidos encima de la cama, el biombo de colores, todos los sonidos y todos los silencios, las luces, las voces, los matices, y esa sonrisa tan blanca de mi abuela...
anónimo germano |
Que texto lindo.
ResponderEliminarDe pequena, tenho memórias simpáticas do Natal, mas sempre com pouca gente. Passou a ser mais alegre e cheio com o nascimento dos meus sobrinhos. Hoje, voltou a ser difícil juntarmo-nos todos, porque já há mais famílias envolvidas. Estamos uns no Natal outros no Ano Novo.
É assim a vida. Sempre em movimento.
A Maria que conheço é forte e alegre.
Às vezes também calha um pouco de tristeza.
Espero que passe depressa.
Beijinhos
Chabela
(As pinturas são lindas)
Me quedo con: "Todo me parece mágico y posible"
ResponderEliminarEnhorabuena, María, por poseer tan hermosos recuerdos para poder volver cuando le apetece.Son suyos, nadie se los puede quitar, son su patrimonio más valioso. Yo no fui tan feliz, pero me alegro por usted.
ResponderEliminarLe deso que algún día pueda recordar con cariño estas navidades. Un gran abrazo, Manuel.
Vê-se a tua felicidade, menina pequenina de olhos abertos e curiosa de tudo, ansiosa de felicidade!
ResponderEliminarQue bom Natal deve ter sido esse. Vi-te partir e chegar, vi a tua avó, senti a tua alegria imensa!
Que seja sempre assim o Natal, minha querida María!
Que este ano te traga a mesma alegria dos teus seis anos!
Bom Natal! Boa viagem!
É a época em que esperamos milagres e mágia, e elas coexistem dentro de nós e dentro de você, tenho certeza disso.
ResponderEliminarbjs nossos, incluindo o dá rainha, aqui do meu ladinho.
Que descriçäo täo real dos nossos natais e da forma como os vivíamos! A viagem, a algazarra da chegada, a ceia, a missa do galo,os presentes e o quarto da nossa querida avó! Já näo há natais assim!Vou imprimir este texto e guardá-lo no meu baú de recordações.Um grande beijo da Tói
ResponderEliminar