Pintura rupestre en las cuevas de Altamira |
Las hembras estaban preñadas la mayor parte de su corta vida, por lo cual eran los machos que salían a buscar alimento, lo que les hizo más fuertes y musculados, y también más valientes y guerreros. Volvían al caer de la tarde — los que volvían — cansados o malheridos, y con otra tarea para rematar el día: echar unos cuantos quiquis, en aras de la supervivencia de la especie.
Con lo agotados que llegaban al asunto y una oreja siempre pendiente de los peligros de afuera, no es de extrañar la reconocida fórmula, aún vigente: cariño a cambio de sexo (versus la femenina, sexo a cambio de cariño). Tan lejos y tan cerca...
Ellas tuvieron desde un principio algo que a ellos siempre les faltó: ¡Tiempo!
Tiempo para perderlo, que es la base de la imaginación y la creatividad, tiempo para el aburrimiento, que las llevó de la mímica al lenguaje para comunicarse entre si, tiempo para coger una tiza, (estoy segura de que fué idea suya), y dibujar un bisonte para enseñar a sus retoños el enemigo número uno de la manada.
Nada que hacer, no cocina, no limpiezas, no compras, no plancha, nada de nada, como los animales, pero ya abuelas de la humanidad entera.
Los machos, físicamente disponibles y cada vez más musculados, estaban con su cabeza siempre en otra parte, en lo que les había pasado ese día allá fuera y en lo que les esperaba al siguiente. Fué así que se hicieron tan realistas, tan pasotas y "ausentes", (hoy que ya no hay fieras hay fútbol, un suponer, para el día en que tienen que permanecer en la cueva).
Ellas entretanto crecían en intuición y sensibilidad, descubriendo el encanto de un pájaro o de un ramo de amapolas, y ellos no se permitían el lujo de gastar energías gozando o sufriendo, por lo cual se pusieron esa coraza por dentro de la que todavía no han conseguido liberarse.
¡Los hombres no lloran!, son fuertes, como de una sola pieza, sólida sin complicaciones, preparada para recibir golpes sin abollarse. Son más resistentes, más simples, más previsibles, más torpes, más inexpresivos, pero emocionalmente más estables, con esa elegancia moral que adorna a los que todo lo callan.
Mientras ellos descubrían el fuego y hacían herramientas, ellas inventaban la ternura, la belleza, la risa y el llanto.
Los hombres son como la roca que necesita para romperse la ola embravecida, las mujeres son el mar siempre cambiante. Ellos, eficaces sin complicaciones; ellas, un encaje de bolillos, un mecanismo hecho de piezas sutiles y delicadas, rompibles pero imprescindibles, una montaña rusa de pasiones y complejidades, creativas, minuciosas y perfeccionistas.
Ellas y ellos, ellos y ellas, la cara y la cruz de la misma moneda, un equipo, dos soledades que van de la mano, dos seres incompletos que se necesitan mútuamente.
Como el día al sol, como la noche a la luna.
óleo de Chagall |
Gostei muito do teu texto.
ResponderEliminarÍa lendo e pensando "gosto de ser mulher".
Ó Maria, voltar aquele tempo?!...
Nem só por um bocadinho!(a única coisa que me agradou daquele tempo, foi isso de não ter que se fazer limpezas. Detesto!)
Claro que sei que não é a sério!
Um beijinho grande
Me quedo con:"Mientras ellos descubrían el fuego y hacían herramientas, ellas inventaban la ternura, la belleza, la risa y el llanto".
ResponderEliminarTalvez um dia quem sabe, a humanidade compreenda que é necessário o sol e a lua, nessa distante aproximação para sermos inteiros e felizes.
ResponderEliminarbjs pelo texto e mil bjs pela frase que nos deixou.
devlesa
Es eso tal cual, María, muy bien observado como siempre.Los hombres descubrieron el fuego y las mujeres la ternura.Vamos todos en el mismo barco, los enfrentamientos sobran.
ResponderEliminarQue los Reyes le traigan todo lo que se merece.
Un abrazo fuerte, Manuel
Tens razão.Os homens não choram. Os duros não dançam, como dizia Norman Mailer...
ResponderEliminar"Ellas entretanto crecían en intuición y sensibilidad, descubriendo el encanto de un pájaro o de un ramo de amapolas, y ellos no se permitían el lujo de gastar energías gozando o sufriendo, por lo cual se pusieron esa coraza por dentro de la que todavía no han conseguido liberarse..."
Oh! A ternura!
Beijinhos
Eu também prefiro viver agora, Isabel!