lunes, 19 de marzo de 2012

EL CRISOL DE LA HISTORIA






Emperador Carlos II,  El Hechizado 

"...nada se debe facer sino con gran consejo de todos los omes de la tierra, los mas honrados y los mas sabidores..."
 ( in la Primera Partida de Alfonso X el Sabio)

Todo el hombre normal busca en este mundo la felicidad, pero la gran cuestión sigue siendo la misma que en tiempos de Aristóteles:  Qué es ser feliz, qué es vivir bien, como, cuando, donde... 
En épocas de crisis sociales, que son casi todas, o de crisis personales, de las dos a la vez o de ninguna, la cuestión básica que siempre aflora es la de la Ética, como un leitmotiv, una urgencia innegociable y sin embargo siempre vapuleada: ética individual, ética colectiva — su presencia por activa o por pasiva en todas las circunstancias, en todos los errores y en todos los desmanes, en nuestros allegados y en los que desde arriba rigen nuestros destinos, esos que alcanzan una parcela de poder suficiente para poder estafarnos.
Vivimos lo que pensamos que vivimos, y a medida que el tiempo hace su trabajo aprendemos a relativizarlo todo y a ser cada día más humildes y más respetuosos, más sensatos y más agradecidos a la vida; descubrimos con los fracasos que sentirse bien solo reside en la aceptación profunda de uno mismo, que es dentro de nosotros que pintamos el grafiti de lo que somos capaces con lo que la vida  nos deja. ("Un hombre es lo que hace con lo que hicieron de él", dijo Sartre).
El tiempo hace su trabajo con lo que nosotros hemos hecho con el nuestro, y luego la Historia es la que cuenta toda la película, con el guión más completo y apasionante de todas las novelas posibles.
En ese crisol de superación y locura nos damos cuenta de que la creatividad humana siempre encontró la manera de inventar soluciones para los problemas que le acechan constantemente.
Las amenazas a las que se enfrenta hoy la humanidad son inéditas pero también lo es, como afirma Punset, que nunca estuvimos tan preparados para poder crear un futuro cada vez mejor.
Cuando alguien pretende juzgarlo todo agresivamente según sus propios criterios, pecando de inmadurez emocional y volviéndose intolerante y dogmático, se incapacita automáticamente para gobernar a los demás: la intransigencia moral es la responsable de la mayoría de los conflictos que destruyen la convivencia. Los preceptos moralizantes llevan la sociedad hacia la división y el conflicto, mientras que los de la Ética nos provienen de la capacidad de dar lo mejor de nosotros mismos, de predicar con el ejemplo y no con la demagogia.
La moral impone, la ética respeta.
En estos momentos complicados, la Esperanza es obligada y revolucionaria : al capitalismo lo que le  interesa es nuestra resignación.

"Hay muchas cosas que van mejor. Hay ejemplos alentadores. Es muy importante no quedarse solo en la catástrofe posible, sino ver también el inicio de una mejora real sobre la que se puede fundar una nueva esperanza".
 Stéphane Hessel, in ¡Comprometeos!



miniatura del libro Muy Ricas Horas del Duque de Berry

5 comentarios:

  1. Justo, como dizes, e como aconselha o sábio..."La moral impone, la ética respeta".
    E, sempre. a esperança conduz-nos por vezes menos sabiamente....
    "Vivimos lo que pensamos que vivimos, y a medida que el tiempo hace su trabajo, aprendemos a relativizarlo todo y a ser cada día más humildes y más respetuosos, más sensatos y más agradecidos a la vida."
    Não conseguimos ser sensatos completamente. Nem queremos, não é????
    beijos
    Olho bem stop. Amanhã há mais stop...

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  2. Me quedo con: " La intransigencia moral es la responsable de la mayoría de los conflictos que destruyen la convivencia"

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  3. Carlos II, María, es un ejemplo bien patético de un pobre hombre fruto de la consanguinidad de nuestros monarcas, y de un pobre pueblo que ha aguantado tantas ignominias.
    Me gusta todo lo que refiere, y es cierto que al capital lo que le interesa es nuestra resignación ancestral.
    A ver si espabilamos de una vez algún día.
    Fuerte abrazo, Manuel

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  4. Acho que sim, que o tempo vai relativizando as coisas, que tudo vai evoluindo duma maneira mais ou menos natural. A vida não pára, a evolução a todos os níveis não pára. O mundo não pára!
    A nível individual, sou uma pessoa pacata. Se toda a gente fosse como eu, o mundo se calhar não evoluia muito. Sou um tanto ou quanto quieta. Sou optimista e aceito as coisas como elas são se não as posso mudar. Retiro todos os dias o melhor que eles me vão dando para mim, e tento esquecer o que não presta.
    Porque a vida passa depressa.
    Um beijinho

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  5. Primeiro, obrigada por colocar o selo, chega de invisibilidade. LINDA.

    Respeitar as difeenças, faz a diferença, sempre. Precisamos sempre e dentro da individualidade de cada um, transcender as nossas barreiras para acharmos um denominador mais aproximado, e nem digo aqui, comum.
    Concordo com a Isabel em aceitar as coisas com mansidão, mas acredito também que precisamos nos indignar, remodelar, evoluir e mudar o foco, por nós mesmos e para o mundo.

    bjs muitos de admiração

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