lunes, 11 de octubre de 2010

VALER LA PENA

                                                 


obra de Georges Braque



Muy de vez en cuando los medios difunden una buena noticia, alentadora, una gota cristalina en el océano del dolor del mundo: el chino Liu Xiabo siempre ha luchado por los oprimidos de su país, que son la mayoría de una población de más de 1300 millones de personas. Está encarcelado hace dos años y le esperan otros nueve de condena, por atreverse con algunos más a enfrentarse al coloso implacable que materialmente crece y crece a costa de pisotear a todo el que ofrezca resistencia. Son fusilados anualmente 10.000 indefensos, y sus humildes familias son obligadas a pagar la bala que se incrusta en la cabeza de sus seres queridos.
Liu Xiabo estaba muy triste en la prisión, desanimado, impotente, se sentía solo y perdedor, con ese frío que entra en el alma cuando la vida nos da la espalda. 
Siempre se había preocupado por los oprimidos y   había sentido el dolor ajeno, como cuando de verdad  uno quiere y no le dejan, como cuando uno es valiente pero no puede demostrarlo, era un ver pasar la vida detrás de los barrotes como si todo se hubiese marchitado.
Entonces llegó su mujer para la diminuta visita mensual, él le sonrió intentando mantener el tipo para no preocuparla aún más, y entonces ella pronunció estas palabras con la voz entrecortada:"¡Te han concedido el premio Nobel de la Paz!"
Las consecuencias de este extraordinario gesto de la Academia Sueca en nuestro mundo globalizado — para lo malo pero también para lo bueno — se verán con el tiempo. Ojalá China ya no pueda ser la misma nunca más y que Liu Xiabo haya empezado a remover los cimientos de su historia triste.               






"...Se es revolucionario hasta el final o no se es. (Jacobo)
...Ni tú ni yo teníamos razón papá, es el olor de la derrota papá. ( Santiago Zavalita)
...Un remolino interior, una efervescencia en el corazón del corazón, una sensación de tiempo suspendido y tufo.
...A lo mejor te había jodido la falta de fe, Zavalita. ¿Falta de fe para creer en Dios, niño? Para creer en cualquier cosa, Ambrosio.
...Piensa : pensabas no, Zabalita. Cerrar los ojos, el marxismo se apoya en la ciencia, apretar los puños, la religión en la ignorancia, hundir los pies en la tierra, Dios no existía, hacer crujir los dientes, el motor de la historia era la lucha de clases, endureces los músculos, al liberarse de la explotación burguesa, respirar hondo, el proletariado liberaría la humanidad, y embestir : e instauraría un mundo sin clases. No pudiste, Zavalita, piensa. "
 (Conversación en la Catedral, Mário Vargas Llosa)




1 comentario:

  1. Sim, de acordo. Valeu a pena! Vale sempre a pena (não quero repetir Pessoa, claro) se por detrás estiver um sentimento verdadeiro!
    Abraço forte, amiga!

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