fresco rescatado de Pompeya |
"La vida es una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son." (Calderón de la Barca)
Mi padre vivió treinta años soltero, treinta casado y treinta viudo: una vida distinta para cada una de las etapas que considero que conforman la vida del ser humano.
Durante la primera, sufrimos los cambios biológicos más esenciales de nuestra existencia, primero somos bebés, luego niños, adolescentes, jóvenes, y por fin personas en plena madurez, allá por los treinta años, que viene a ser cuando se nos empieza a acelerar el ritmo vital , aunque todavía de forma casi imperceptible.
Mientras tanto hemos evolucionado físicamente del pañal a la pata de gallo, descubrimos el mundo, el amor, el sexo, aprendimos muchas cosas, estudiamos, forjamos una personalidad a base de gozar y de sufrir, de ganar y perder, de alegrias y fracasos, de sueños y desengaños.
No hemos parado de crecer y de cambiar, y es por eso que los primeros treinta años pasan más despacio, "cunden" tanto, porque cada dia es un reto, un descubrimiento, una nueva aventura.
Luego empieza la segunda parte de la función, con la família propia, hijos, una economía que montar, la profesión donde realizarse o estar puteado cinco dias a la semana; es la época estrella, cuando queremos vivir a tope, arriesgando, haciendo locuras, echando la vida por la borda o cosechando triunfos, la mayoría ganando y perdiendo, y casi todos haciendo el camino al andar, como debe de ser, sin encontrarlo ya asfaltado.
La cosa todavía marcha relativamente despacio, como en palacio, porque hay mucho por hacer y presuntamente muchos años por delante.
Hasta que llega el día en que, casi de sopetón, nos tropezamos con los sesenta, de repente empieza la tercera fase, que será la última y siempre nos pilla desprevenidos, ocupados, reaccios a dejar la plenitud — porque después de este invierno no habrá otra primavera.
Curiosamente vamos teniendo la sensación de que "el tiempo vuela", y es raro, porque los años siguen teniendo doce meses y los días las mismas horas como cuando de pequeños un lustro se nos antojaba una eternidad, y nuestros padres, gente del tiempo "de la María Castaña"...
Es la experiencia y la certeza de que ya no tenemos futuro lo que nos hace "sentir que veinte años no es nada, que es un soplo la vida" como en el tango de Gardel.
Y sin embargo la última etapa puede ser la mejor, a veces es la mejor, la más sabia, la más sosegada, con los deberes hechos y el único propósito de disfrutar: eso sí, cada cual a su manera, sin cortapisas ni obligaciones, haciendo solo lo que a uno le nazca, rechazando lo que no interesa, lo que desestabiliza o no aporta absolutamente nada: esa es la idea, recoger lo sembrado, acceptarse tal como se es y se ha sido, no alimentarse de recuerdos y batallitas como "el abuelo cebolleta", ni intentar justificar el presente con el pasado — Vivir Aquí y Ahora.
Cuando el espejo nos indica sin piedad los efectos del derrumbe, es el momento de querernos más que nunca, de sentir que nos vamos a mimar y a cuidar más, aunque no haya quedado nadie a nuestro alrededor que aún nos quiera de verdad.
¡No podemos fallarnos a nosotros mismos!
El último tramo de nuestra historia puede muy bien ser el más hermoso, si hemos aprendido por fin qué es lo que vale y qué es lo que no tiene importancia ninguna.
Cuando el tren se pare, habrá terminado un maravilloso viaje que no llevaba a ninguna parte, como siempre habíamos sabido, pero que no por eso dejó de valer la pena.
fresco rescatado de Pompeya |
O tempo passa por nós ou nós passamos por ele? Desejo passar por ele, sempre quiz, desde pequena. Transpassar as horas, ir e voltar. e quando o corpo não mais me acompanhar, deixá-lo com carinho pelos serviços prestados e voar.
ResponderEliminarNão sei quanto tempo nós temos, eu tenho, sei que agora tenho o tempo que preciso para completar o que minha capacidade alcança.
O tempo da meditação, os anos que se ganha nela, em suavidade e concsiência. Os anos da alma.
muitos bjs, querida Maria
Lindíssimo! Vim a correr ler... Tão verdade. Não si se a 3ª fase terá tantos encantos assim, mas é a que resta e a verdade é que eu a encaro tranquila e adoro sentir-me tranquila, meio parada, a ver, a ver...
ResponderEliminarSinto-me bem comigo, penso muito, faço pouco. Volto às minhas raízes, isso sim. Até amo mais o meu Alentejo!
Claro que somos parecidas! duas gotas de chuva!
Eu vejo-te assim...
Com as nossas diferenças, mas temos o mesmo jeito de gostar de rir, do humor (mesmo negro!).
Eu gosto de cantar, mas só canto quando estou sozinha.
Beijinhos irmã-gémea, segunda gotinha de água (porque és mais nova)...
Bom fim de semana!
Me quedo con la esperanza de ir aprendiendo con el tiempo qué vale la pena y qué no tiene importancia.
ResponderEliminarInteresantes reflexiones sobre el tiempo subjetivo,es cierto que las horas siempre tienen sesenta minutos, y que sin embargo no es lo mismo la hora de un niño que la de un viejo.
ResponderEliminarMuy bien observado, su teoría es perfecta.
Un abrazo de un admirador convicto, Manuel
Querida "cozinheira", sinto que alguém aí me falou em primeira pessoa, e gostei muito do que disse.
ResponderEliminarQuerida Jana, oxalá seja certo e haja entre nós uma cumplicidade para o resto da vida!
Querido(a) anónimo,empieza a intrigarme de verdad, quiero que sepa que si deja de venir le echaré de menos.
Querido Manuel, ¡quién soy yo para tener teorías propias! Seguro que esto viene en todos los anales, y yo no pongo citas por pura ignorancia, no lo dude.
Besos a todos, gracias y feliz Semana Santa, yo me voy con mi princesita.
Boa Semana Santa e bom passeio com a princesinha!
ResponderEliminarAcho que tens razão...
"Cuando el tren se pare, sabremos que ha terminado un maravilloso viaje que no llevaba a ninguna parte, como siempre habíamos sabido, pero que no por eso dejó de valer la pena."
valeu a pena por tantos milhares de pequenas coisas, de grandes emoções e sentimentos, de encontros, de ideais, de amizades, de esperanças e desilusões...
~De pequenas e grandes utopias.
Um beijo
Bom dia
ResponderEliminarJá aqui tinha vindo uma vez, através do Falcão de Jade.
Hoje vim espiolhar um bocadito.
Gostei muito do que já li, embora om alguma dificuldade,porque não percebo tudo, tudo.
Acho este texto muito verdadeiro e acredito que a última etapa da vida pode ser muito compensadora (eu estou lá perto).Anseio por ela, porque estou cansada do trabalho desgastante que quase não deixa tempo para viver.
Já adicionei o seu blogue aos favoritos para voltar sempre.
Boa Páscoa
Um abraço
Isabel
Olá Isabel, sempre me provoca estranheza que alguém desconhecido possa interessar-se pelo que escrevo,tanto assim que chego a pensar que os anónimos são uma brincadeira de algum amigo...
ResponderEliminarA você "vejo-a" no estupendo blog da João Falcão e alegro-me de que tenha vindo até aqui: se lhe apetecer alguma vez falar comigo do que espera da vida depois de esse trabalho desgastante, não duvide de que para mim será uma honra.Beijos
Muito obrigada.
ResponderEliminarSomos duas fãs do Falcão de Jade.
Um beijo e vou voltar.
Isabel
No meu caso, antes de fã do Falcão de Jade sou fã e amiga da sua autora.
ResponderEliminarBeijos e obrigada também. Maria