domingo, 5 de febrero de 2012

LA JUSTICIA EN ESPAÑA

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óleo de Daumier Honoré




"No seas ni siempre riguroso, ni siempre blando" (D. Quijote).

Hay un clamor a voces de que la Justicia en España no es rigurosa, ni independiente, ni eficaz, ni eficiente ni nada.
Platón dijo que no sabía lo que era la justicia, pero sí la injusticia: no hace falta estudiar leyes para saber a vista de pájaro lo que una sociedad como tal no puede permitir, porque la justicia debe ser la armonía del mundo, el equilibrio natural sobre el que pueda apoyarse el hombre y la vida.
Si la justicia no funciona siempre, si cambia según los sistemas jurídicos de cada país, es que falla el país, sus legisladores y sus jueces — porque a la postre, las leyes las hacen hombres y las ejecutan hombres, lo cual deja la perfección al nivel de la utopía como en todas las cosas.
Todos tenemos miedo a cruzarnos con la Justicia en nuestras vidas, todos tenemos la sospecha inquietante de que el sistema jurídico beneficia a los poderosos y a los que pueden pagar buenos abogados, de que estamos desprotegidos y  que hay confusión y desconcierto en la mayoría de las sentencias.
Todos creemos que los vocales del Consejo General del Poder Judicial deben ser elegidos directamente por los jueces, que hay que modernizar y agilizar los juicios, que la justicia se debe aplicar a tiempo y bien, y que todo el que se sienta desamparado debería pode confiar en ella. 
Pero por desgracia no es así, y para muestra un botón: el juez Baltasar Garzón, conocido internacionalmente por su brillante y valiente trayectoria, siempre del lado de los oprimidos, se sienta ahora en el banquillo de los acusados, teniendo que escuchar, y nosotros con él, como el abogado de una trama corrupta comprobada pretende darle lecciones de ética y dignidad.
En otro juicio (¡está triplemente imputado!), le toca defenderse de las acusaciones de la ultra derecha española por investigar crímenes del franquismo y querer abrir fosas comunes por deseo de los familiares de las víctimas de la represión franquista.
Como afirma el gran hispanista Ian Gibson, "las heridas siguen abiertas porque las fosas siguen cerradas".
El juez Garzón confía en que este juicio contra él sirva para encender un debate público sobre la era franquista, todavía acallada, y para revocar la ley de Amnistía.

" Que se busquen otras excusas y otras disposiciones legales en las que se puedan proteger de forma vergonzante, pero que no se amparen en la Ley de Amnistía de 1977, que no se dictó para ellos.
(Jaime Sartorius, miembro de la Comisión Parlamentaria que redactó el proyecto de Ley de Amnistía, en representación del PCE)

mural de Cesar Valverde

8 comentarios:

  1. São os homens que fazem as leis e que as aplicam. e por isso também tantas vezes falham.
    Valerá a pena remexer no passado que a história se encarregará de não deixar esquecer?
    Não sei se percebi completamente o sentido do texto, e se me estou a explicar bem.
    Um beijinho e bom domingo

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    1. Se te referes a se vale a pena abrir as fossas comuns onde as pessoas sabem que estão os seus seres queridos, Chabela, eu te diria que, pessoalmente não pratico o culto aos mortos, mas que respeito os que reclamam o direito a ter os seus num cemitério onde lhes possam levar flores, da mesma maneira que as vítimas do outro bando repousam com todas as honras no Vale dos Caídos.
      Há tanta dor e tanta raiva detrás de cada história, que a única coisa que podemos fazer é essa, respeitar a vontade dos outros!
      Beijinhos e obrigada pelo teu comentário, feliz semana.

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  2. Gostei muito das pinturas escolhidas.

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  3. Me quedo con: "Las leyes las hacen hombres y las ejecutan hombres, lo cual deja la perfección a nivel de la utopía como en todas las cosas"

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  4. Querida maria! tenho seguido o problema e dou-te toda a razão e o que explicas à nossa Chabela é fundamental!
    Têm o mesmo direito, evidentemente, são iguais, homens (e mulheres)que lutaram por um ideal, por uma Espanha diferente do tal do Vale de Los caídos~.
    E a história tem de se "fazer", nada se pode esquecer e recomeçar por cima do que se ignorou ou não nos foi dito!
    Infelizmente tanto se esqueceu da história dos povos! Tanto que se enterrou e ...continua a enterrar-se!
    Muito bem, pois!
    Grande beijo

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  5. Os mortos já se foram, a angústia da justiça, da certeza da morte é dos vivos. Não se ter um corpo para enterrar deve ser difícil, entretanto, precisamos aclarar a história de injustiças e desmandos e quem sabe os mais jovens ou os eternamente esquecidos se lembrem ue mais cedo ou mais tarde as coisas vem a tona e que nenhum país deverá se furtar de reconhecer seus mortos e suas atrocidades.

    bjs nossos.
    Quanto a receita, mantenha igual, apenas substitua por 1 colher de chá (do seu açafrão) na água do arroz. O açafrão brasileiro é diferente, aqui é uma raiz qe se seca e se moe, não são os pestilhos/estigmas secos da flor. Inclusive o que você se refere é o chamado açafrão verdadeiro e o nosso é o açafrão da terra.

    bjs enormes.

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  6. Nós temos a sorte de pelo menos ter crescido em paz, mas a Espanha viveu uma guerra civil brutal, ainda hoje se me encolhem as carnes com o que aqui passou, durante e depois de essa loucura. A gente o que quer é deixar os ódios a um lado e olhar para a frente, mas há coisas que nunca se podem esquecer, e há quem sabe que tem alguém enterrado no chão que anda a pisar. Ninguém lhes pode impedir de dar sepultura aos seres queridos, e que seja cada pessoa a decidir como e quando vai fechar as suas próprias feridas.

    Gostei de saber sobre o açafrão, obrigadinha pois. Aqui custa uma fortuna!
    Beijos e mais beijos.

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  7. Todas las guerras son espantosas, pero cuando es entre conocidos, entre hermanos, entre vecinos, es todavía más cruel si cabe, y deja unas secuelas que solo la muerte puede resolver.POr otra parte quedó demostrado que la maldad existe y puede aflorar en cualquier parte y en cualqier momento, y es mejor no olvidar eso nunca jamás.
    En España la guerra civil todavía no es historia, a la vista está con este juicio vergonzoso.
    ES un tema de que todavía duele hablar, querida María.
    Un fuerte abrazo

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