Primo Levi vivió el Holocausto en primera persona y posteriormente su testimonio en este libro fue uno de los de mayor alcance y lucidez en la historia de la literatura.
Más allá de la crónica del horror explora la condición humana en situaciones límite, su efecto en cada individuo con la deshumanización de verdugos y víctimas. Entre todas las pesadillas que le tocó sufrir refiere como las más lamentables la humillación y la ausencia de solidaridad.
En su vasta obra literaria navega constantemente entre el optimismo y las tinieblas, con una confianza ciega en la razón y la justicia en contra de la inmoralidad, la venganza o la barbarie. Humanista incansable en todos los sentidos, combina el reconocimiento del Bien con la existencia efectiva del Mal agazapado en muchos seres humanos. No se le borran de la memoria los que colaboraron con los verdugos por interés propio y en contra de los compañeros de infortunio.
Sin pretender predicar acerca de nada, se declaró siempre ateo radical, "un judío sin Dios" como Freud. Vuelve así que puede a su Turín natal que amaba profundamente y donde vivió hasta la muerte ( ha sido un italiano siempre abierto a dialogar con cualquier cultura y comparando a Auschwitz con la Torre de Babel por la cantidad de idiomas que allí se hablaban).
El gran escritor y químico arrastró toda la vida los fantasmas de un pasado que le atormentaba, lleno de sombras oscuras que eran como una "zona gris" en su cerebro, una indefinición de límites borrosos entre mártires y martirizadores, hundidos y salvados, la bondad y la miseria moral, la masacre y la sumisión.
Valoraba el honor incondicional, llegando a afirmar, a propósito del genocidio, que "se han hecho y dicho entonces muchas cosas de las cuales es mejor que no quede recuerdo alguno".
Se suicidó a los 67 años echándose por el hueco de la escalera de su casa, aunque hay gente de su entorno que cree que fue un accidente. ¿Acaso sufría un estrés postraumático irreversible? El poder de la mente es inexpugnable.
Nos preguntamos qué opinaría este gran hombre de todo lo que está pasando en un mundo cada día más inquietante y lleno de incertidumbres, gestionado por mandamases inconscientes, ineptos, ambiciosos, matones, los Trump, los Putin, los Netanyahu, los Kim Jong-un, los Maduro, los Sánchez y un larguísimo etcétera. Salvo raras y honrosas excepciones, el poder siempre ha estado en manos equivocadas.
Seguro que Primo Levi hablaría desde la moderación y la cordura, sensible hacia la dignidad humana y siempre comprometido con la lucha contra la discriminación y la crueldad.
Todas las situaciones tienen matices, nada es solo blanco o solo negro, hay que ser muy prudentes en la valoración de hechos que pueden cambiar mucho de perspectiva según se miren.
"Ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos". Jamás.
Yacíamos en un mundo de muertos y de larvas. La última huella de civismo había desaparecido alrededor de nosotros y dentro de nosotros.
(Si esto es un hombre)