Vive en una bonita urbanización, tranquila pero animada, de belleza natural y una serena armonía de gentes, árboles, pájaros, mar y un clima privilegiado.
Hace días se levantó como siempre de madrugada pero le sorprendió un bulto durmiendo al raso delante de la ventana de su habitación, que está en el piso de arriba. Se escondía entero bajo un par de mantas sobre la piedra de la calzada entre la reja del parque y la pared de una churrería que da a una rotonda enorme y solo abre los fines de semana.
Al tercer día de tan insólito hallazgo, ella metió diez euros en el bolsillo del chándal y se hizo la encontradiza cuando el hombre ya se había sentado en un banco al sol, con todas sus pertenencias metidas en dos mochilas. Era grande, aseado, bien vestido y sin hambre aparente, con unos ojos muy azules un poco inexpresivos y una voz de actor de cine... Ella le preguntó, enseñándole las monedas, si podía invitarlo a un café y él contestó que era inglés, después de soltar una carcajada, acaso de sorpresa, vergüenza u orgullo herido. El caso es que cogió el dinero y lo miró con interés, comentando algo así como "is much"; luego lo metió en el bolsillo y dijo "thank you" con la mano derecha tocando el corazón y apuntando después hacia el cielo, mientras con una mirada agradecida decía que ella era muy buena.
María se marchó aprisa con las lágrimas bajando por las mejillas, ella que no sabía llorar hace años.
Alguien le ha visto comprar en el supermercado una botella de vino, nada más abrir una mañana.
Es alcohólico, que no borracho. ¿Bebe para olvidar, ha tenido que olvidar y rendirse porque bebía, o como dijo Nietzsche, está "redefiniendo el significado de la existencia"? Tiene móvil y habla mucho, gesticula pausado y se ríe de vez en cuando, pero no tiene a nadie cerca que le ofrezca un techo para no dormir al relente en pleno invierno, y eso se llama soledad y miseria.
¿Cómo llegó a esto, porqué, qué piensa, qué siente, de donde viene, adonde va, es víctima, es verdugo?
Si como dice Pessoa, la adversidad es necesaria para el crecimiento del alma, ¿de qué tamaño es la del mendigo inglés"?
Nuestra fuerza es la inconsciencia de nuestra debilidad, nuestra valentía la inconsciencia del peligro. Fernando Pessoa











