sábado, 21 de julio de 2012

EL CAMPING







óleo de Fernando Botero

Un buen día compramos una caravana, mi santo y yo, y nos instalamos en el camping Paraíso, cerca de Valencia, desde que los niños tuvieron vacaciones hasta las suyas, en Agosto, en que nos dimos a la fuga... 
Era todavía junio, y estuvimos durante un tiempo maravilloso rodeados solo de extranjeros de paso, gente que montaba y desmontaba sus chiringuitos sin que el vecino se enterase, por muy al lado que estuviese. Yo alucinaba con aquella eficiencia, la disciplina de los pequeños, como se descalzaban siempre para entrar, como no había una voz fuera de tono o una sonora risotada. Era como si hablasen para dentro o se entendiesen con la mirada, todo estaba bajo control.
A mediados de julio la cosa cambió no obstante, con el aterrizaje masivo de los autóctonos, españoles de pata negra en pleno veraneo puro y duro, un fiestorro, un salero como para grabarlo de fondo de una película de Berlanga.
Llegaban en coches enormes, uno o varios, cargados hasta la bandera, cuando no se hacían acompañar de alguna furgoneta, ojo. Ahí había de tó, incluidas alfombras para poner encima de la arena y bajo las sillas y mesa plegables, tal amplios salones que mujeres diligentes se afanaban en mantener impolutos, barre que te barre. He visto macetas, televisores de los de entonces, bien fornidos, jaulas con pájaros variados, perros y gatos. Vi llegar neveras, cajas de bebidas, sacos de comestibles y jamones enteros, así como muchos juegos, un bingo incluido, y juguetes de todos los colores. Vi cocinas complementarias "para no engrasar las caravanas", vi barbacoas, vi cortinas de encaje y cojines de ganchillo.
Pero por encima de todo oí hablar y hablar, chillar, cantar, reír a mandíbula batiente, discutir a gritos, sentí el gozo de gente en efervescencia, liberada y contenta con su vida y con la aventura tantos meses soñada de unas vacaciones de verano, su alvoroto, su rebujito, sus moscas y su todo. 
En el fondo les envidiaba, me gustaría vivir en manada, algo que no me ocurriría nunca jamás. 


óleo de Francisco de Goya

9 comentarios:

  1. Essa descrição acho que também encaixava bem aqui em Portugal.

    Nunca fiz campismo. Em tempos seduzia-me, mas não em parques de campismo, onde há demasiada gente e confusão. Sim um campismo selvagem, perto de um rio (uma imagem idílica). Mas hoje nem assim me seduz. Sou demasiado comodista, acho eu.

    Um beijinho grande

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nós fizémos uma viagem até Bordéus com uma tenda que comprámos em Andorra, antes de ter filhos, foi uma maravilha, nunca esquecerei a sensação da chuva a cair na lona ( en São Sebastião, com umas vistas incríveis, e apesar de que estava calor). Depois comprámos a caravana, e estreámo-nos neste camping, com umas qualidades naturais boas e um bulício que foi "in crescendo"...
      Eu prefiro o ruído e a alegria á indiferença e ao desconsolo, e nunca faria campismo num sítio isolado, sou muito medricas. Há campings maravilhosos, melhores que hotéis. A nós a caravana durou-nos pouco porque o Enrique não gostava de conduzi-la, tínhamo-la todo o ano num camping e não íamos nunca.
      Enfim Chabela, vou fazer-te uma visita porque já vi que por fim chegaram as tuas ansiadas férias.
      Um beijo grande

      Eliminar
  2. E ainda são assim, passam a vida entre eles e vão se espalhando pelo mundo. Mas cada um passa por suas beiras e isso é o que temos. Ainda passaremos dia a bailar e tocar e a rir. Tenho tanta certeza disso Maria.

    bjs nossos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se te referes aos ciganos, estou convencida que superam todas as penas porque viven em grupo e se contagiam essa alegria que é a inveja de muita gente com vidas mais fáceis.
      Ninguém conseguirá acabar para sempre com a alegría e a necessidade de ser feliz que todos levamos dentro.
      Beijos para todas

      Eliminar
  3. Me ha hecho sonreír, María, con su gracia para decir las cosas. Es cierto que somos unos folloneros y que hablamos a voces, pero la alegría que tienen los españoles, le falta a muchos pueblos. Basta ver ahora, con la que está cayendo, el sentido del humor de que somos capaces y como los bares se siguen llenando de voces y de risas.
    Yo, como usted, también vivo más solo que acompañado, y reconozco que a alegría está en la "manada", con sus ventajas y sus inconvenientes.
    Me encanta Botero, no se puede ser mejor, con todos mis respetos para el
    inmortal Francisco de Goya.
    Un fuerte abrazo, Manuel

    ResponderEliminar
  4. A mí me encanta el jolgorio, Manuel, yo nací para la Fiesta, pero no elegimos la vida que nos toca, ¿verdad?
    Le deseo un domingo que sea lo más feliz posible, pese a los vientos que soplan en contra.
    Su amiga María

    ResponderEliminar
  5. ME quedo con : " Lo absurdo y contradictorio es que en el fondo les tenía envidia"

    ResponderEliminar
  6. Tanta ternura no que contas e como te compreendo. No fundo, no fundo "nós" (tu também!) somos do país dos tristes, como dizia um amigo meu!
    Pode ser questão de feitio, apenas... Mas vejo os "nuestros hermanos" como pessoas assim como tu contas. Tal como lembro os italianos do sul, alegres e desinibidos. Mas os espanhóis são muito alegres! lembro a minha tia espanhola (casada com um irmão do meu pai) que era a pessoa mais alegre (e boa!) que me lembro (também tenho outra tia assim, mas do Porto!), que ria até às lágrimas com as próprias histórias e nós com ela!
    Muito bem dado este teu camping! Maravilhoso de vida, de cor e de música! Que viva tu madre!^
    Beijinhos (atrasados, mas ando um pouco "alheia")
    O Botero e o Goya estão "a matar"...
    De repente tive saudades dos tempos em que íamos muito passar as férias a Espanha...

    ResponderEliminar